Plásticos reciclados por pirolisis para cambiar el mundo

Cuando se abre el debate del reciclaje del plástico, muchas personas piensan en el contenedor amarillo y en cómo esto ha cambiado el panorama del residuo más extendido del planeta. Pero vale la pena mencionar que, incluso con estos sistemas de separación de residuos, llegan al mar unos 8 millones de toneladas de plástico cada año. Eso sin contar con lo que se queda en tierra y no es debido a que muchos territorios no tengan contenedor amarillo.

Lo que muchas personas no saben, es que multitud de los plásticos que llegan a las plantas de reciclaje son muy difíciles de procesar o no se puede. Algunos tipos de envases son denominados plásticos mixtos o envases multicapa, y pueden contener diferentes tintas o materiales difíciles de separar. Estos plásticos son desechados a los vertederos o llevados a las incineradoras contribuyendo a los niveles de contaminación actuales.

Así sucede en muchos países europeos donde casi la mitad de los plásticos no se consiguen reciclar. Proyectos como ChemCycling de la empresa química alemana BASF, se dieron cita en la Expoquimia de Barcelona este mes de septiembre. Una de las propuestas de esta corporación es un proyecto piloto que aboga por el método de la pirolisis para separar componentes plásticos, y que da como resultado una materia prima para construir nuevos productos, derivada de plásticos cuyo destino era el vertedero o la quema por su dificultad para ser separados mecánicamente.

Este método tiene como objetivo reducir la dependencia de los recursos fósiles para la fabricación de nuevos productos con plástico. Con este modelo de circularidad se reduce el consumo de elementos fósiles y además se evita que los deshechos plásticos acaben en el mar o en los vertederos, con un tratamiento químico de separación.

De esta manera se produce una economía circular alrededor del plástico, donde una vez que es desechado por el consumidor pasa por una recogida selectiva. Los plásticos difíciles se llevan a la industria química que, mediante un proceso termoquímico, se obtiene un aceite de pirolisis. Este aceite ya purificado puede emplearse en la creación de nuevos productos igual de resistentes que los originales, respondiendo así a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU y combatiendo el cambio climático.

Plásticos reciclados por pirolisis
Miles de toneladas de plástico acaban todos los años en nuestros mares y océanos./Pixabay

Esta industria está potenciando la aparición de productos certificados oficialmente que disponen de propiedades de calidad idénticas que los productos nuevos fabricados a partir de materias primas de origen fósil. Además, una vez que llegan al final de su vida útil, se pueden volver a reciclar y reutilizar en aplicaciones igual de demandantes. No se añaden aditivos industriales ni colorantes logrando una perpetuidad de la circularidad de los productos.

Prueba de ello es el EcoCart e-180, el primer carro de supermercado que se puede definir como ecológico, hecho de un plástico procedente de este proceso de pirolisis. Y es que cada vez son más las industrias que se suman a este modelo circular tan necesario para revertir todo lo posible el cambio climático o al menos detener su vertiginosa subida.