La desertificación es un problema latente

El pasado 7 de julio la media de la temperatura global fue la registrada más alta con 17,23 ℃. Aunque ya se advierte que habrán muchos más cambios en el clima y de carácter extremo. En el Acuerdo de París, diferentes países se comprometieron a limitar el aumento en 1,5 ℃, pero lo que se prevé es un incremento al 2,7 ℃.

Estos aumentos drásticos de temperatura global provocan que la desertificación en una gran parte del planeta se produzca. La principal preocupación que genera es la degradación del suelo causada por la actividad humana en regiones de escasa o variable precipitación.

No obstante, aunque la degradación de la tierra ha ocurrido a lo largo de la historia, su ritmo se ha acelerado significativamente. Las causas siempre son de factor humano entre las que se encuentra la urbanización, la minería, la agricultura y la ganadería. En estas actividades se produce eliminación de la vegetación del lugar y los otros factores eliminan las propiedades de la tierra. Además, el cambio climático juega un papel fundamental ya que aumenta el riesgo de sequías.

La desertificación es un riesgo que abarca a muchísimos países y afecta a las poblaciones más empobrecidas y vulnerables, quienes tienen que hacer frente a la pérdida de tierras cultivables y la disminución de la productividad agrícola. Además, no solo tiene impactos a nivel local, sino también tiene consecuencias a escala global. La degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad amenazan la resiliencia de los ecosistemas y contribuyen al cambio climático.

Más del 75 % de la superficie terrestre ha experimentado algún grado de degradación, según el Atlas Mundial de Desertificación de la Comisión Europea. Además el estudio estima que el 90 % podría estar afectada para el año 2050. El Centro Común de Investigación de la Comisión reveló que se produce una degradación anual de un área equivalente a la mitad del tamaño de la Unión Europea, siendo África y Asia las regiones más afectadas.

Soluciones

Hace casi 30 años las Naciones Unidas establecieron la Convención de Lucha contra la Desertificación (CNULD) con el objetivo de abordar este problema global. En este congreso, similar a los Acuerdos de París, 122 países se comprometieron a reducir las emisiones de carbono. En este caso particular se implica la colaboración con los agricultores para proteger las tierras de cultivo, restaurar las tierras degradadas y gestiones el suministro de agua de manera más eficiente.

Este convenido promovió la iniciativa de la Gran Muralla Verde, la cual busca restaurar 100 millones de hectáreas en 20 países de África para el año 2030. Esta estrategia de reverdecimiento se centra en apoyar los pequeños agricultores en la gestión de la tierra para maximizar la retención de agua y permitir el crecimiento natural de la vegetación.

La desertificación esta en muchas agendas y se está buscando el enfoque adecuado para paliarlo. Por ese motivo, consideran fundamental una compresión clara de los ecosistemas locales y establecer una colaboración estrecha con las comunidades afectadas.