Japón inicia los vertidos de aguas residuales de Fukushima en el Pacífico

El 24 de agosto de 2023, Japón comenzó a verter al Océano Pacífico más de 1.5 millones de toneladas de agua residuales nucleares tratadas. Estas aguas, que contienen tritio, un isótopo de hidrógeno, han sido tratadas para reducir su nivel de radioactividad. Porque fueron las que se utilizaron para enfriar los reactores dañados de la central nuclear Fukushima Daiichi, afectados por un terremoto y tsunami hace más de una década.

Según un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que aprobó la medida hace dos años, este vertido cumple con las normas de seguridad internacionales y explican que tendrá un impacto radiológico mínimo en el entorno y las personas.

Sin embargo, esto ha generado controversia entre los residentes locales, pescadores y defensores medioambientales. Además de las tensiones que se han creado con China que ya ha restringido el comercio de peces y marisco. Por su parte, desde el país nipón denuncian que China está difundiendo afirmaciones carentes de base científica.

El plan de vertido de Japón

Después del accidente de Fukushima se trató y resguardó más de 1.3 millones de toneladas de aguas residuales nucleares en planta. El Gobierno japonés afirma que el espacio de almacenamiento está agotándose, por lo que han tomado la decisión de verterlo al Pacífico.

El enfoque actual implica liberar 31.200 toneladas de agua antes de marzo de 2024, utilizando diez de los 1.000 tanques de almacenamiento posibles. Según TEPCO se planea liberar el agua al océano durante los próximos 30 años. Sin embargo, dado que el combustible fundido sigue presente en los reactores dañados, seguirá requiriendo de agua para su enfriamiento, lo que generará más residuos.

¿Qué ocurre con el tritio?

Mientras la mayoría de los componentes radiactivos han sido eliminados a través de un proceso de filtrado, excepto el tritio que es un elemento difícil de separar del agua. Para ello se optó por diluir las aguas tratadas hasta que los niveles de tritio cumplan con los límites regulados.

En conjunto con los estudios realizados por el ministerio, Tepco y la prefectura de Fukushima llevaron a cabo evaluaciones en nueve puntos de agua alrededor de la planta. Ambos concluyeron que los niveles de tritio se mantienen por debajo de los límites.

Los análisis del ministerio arrojaron niveles de tritio entre 7 y 8 bequerelios por litro. La agencia de pescaderías de Japón también llevó a cabo su propia investigación el sábado 26 de agosto y señaló que los peces en la zona no mostraron anomalías y no se detectaron niveles significativos de tritio.

Oposición a los vertidos

Las manifestaciones se han sucedido tanto en Japón como en Corea del Sur. En las protestas se denuncia que no se evaluó adecuadamente el impacto ambiental de liberar agua radiactiva en el Pacífico. Los responsables de la planta nuclear de Fukushima destacan que el vertido es solo el inicio del proceso de desmantelamiento. Quedan alrededor de 880 toneladas de combustible nuclear fundido en los reactores, y aunque las sondas robóticas proporcionan información aún se desconoce gran parte de la situación de los escombros.

El plan del Gobierno japonés es el desmantelamiento de 30 a 40 años, pero expertos sugieren que un enfoque más ambicioso podría exponer innecesariamente a los trabajadores a la radiación. Si se logra retirar todo el combustible fundido, podría llevar entre 50 y 100 años.

El apoyo de Estados Unidos y la ONU

Por parte de los Estados Unidos, un representante del Departamento de Estado expresó un respaldo cauteloso, donde indicó que Japón ha mostrado transparencia en su decisión y ha adoptado un enfoque acorde con las normas internacionales de seguridad nuclear ampliamente aceptadas. Sin embargo, el portavoz evitó comentar las preocupaciones específicas sobre la posible propagación de sustancias radiactivas en el Pacífico hacia las costas estadounidenses.

Los ministerios de Asuntos Exteriores de Canadá y México, los otros dos países ubicados al otro lado del Pacífico y que podrían verse afectados en primera instancia, no respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios al respecto.

Un grupo de trabajo del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) está evaluando los vertidos planificados de aguas residuales en relación con las normas globales de seguridad. Se anticipa que el grupo publique un informe a finales de junio con su evaluación definitiva.