Las renovables le quitan el puesto al carbón que desaparecerá como fuente de energía

¿Están todos los países igual de preparados para implantar energías renovables en los ámbitos más importantes? Obviamente, no. Muchos se preguntan por qué, si ya tenemos la tecnología para utilizar las fuentes de energía limpia, no se están usando ya en los principales sistemas energéticos para alimentar ciudades e industrias. La revolución de las renovables fue un paso de gigante hacia el futuro pero no olvidemos que son sistemas relativamente modernos y nuevos, por lo que toda infraestructura que se preste, ya sea urbana o industrial, va a necesitar un cambio en el modelo energético basado en nuevas tecnologías.

El consumo de energía va a ir en aumento y este factor también hace necesario el cambio de paradigma. Afortunadamente son cambios que ya son visibles en muchos países por una sencilla razón: las energías limpias ya son rentables.  Hasta hace unos años las subvenciones públicas o las ayudas eran necesarias para poner en funcionamiento la maquinaria de las renovables, pero multitud de estudios, como el del Carbon Tracker Initiative, han demostrado que ya son capaces de sustentarse solas.

En dicho estudio se calcula el coste total del megavatio-hora de energías limpias a lo largo de toda su vida útil, y el resultado fue esclarecedor: la energía solar, eólica o geotérmica salen más rentables que el carbón y el gas. También la revista de divulgación del MIT (Massachusetts Institute of Technology) publicó un artículo relevante ya en el 2017 que auguraba que las energías renovables estaban a punto de volverse más baratas que el carbón.

Estos datos unifican la visión de que el carbón está a poco tiempo de desaparecer como fuente de energía, y no tardará en ser sustituido. Según un informe de Bloomberg New Energy Finance se invertirán 9.000 millones de euros en generar electricidad hasta el año 2040 en Occidente, y el 72% de tal inversión será para energías renovables.

Una de las claves para la transformación energética pasa por establecer una red eléctrica inteligente. Esto no solo cambiaría la manera de gestionar la energía haciéndola más eficiente, sino que se evitaría el despilfarro, se produciría un ahorro en la factura de la luz y sería más fiable. Esta red inteligente es fundamental para el proceso de descarbonización. La capacidad de determinar cuál es la fuente de origen de la que procede la electricidad consumida, sensores que cuantifiquen la cantidad de energía que llega de un panel solar o que puedan predecir el clima optimizando las capacidades de los receptores de energía (como placas solares o molinos eólicos), optimizarían tanto la producción como el consumo de la energía haciéndolo mucho más preciso.

El futuro de las redes energéticas inteligentes está más cerca de lo que pueda parecer. Jesse Morris, experto en energía del Instituto de las Montañas Rocosas (EE.UU) publicó un artículo en la revista del divulgación del MIT donde hablaba de un proyecto mediante el cual con una de estas redes, se podría dar un seguimiento preciso de los certificados de energías renovables y a largo plazo, se podrían conectar los edificios al sistema para gestionar su propia energía, así como comprarla o venderla según la necesidad a precio de mercado. No solo estamos asistiendo a un consumo más responsable sino también más justo y equitativo, donde no se consume más de lo que se necesita.

Uno de los países que está enfrentando este reto del cambio hacia la sostenibilidad energética, es México. Ya hubo una reforma que puso los cimientos de la transformación, pero Enrique González Haas, presidente de Schneider Electric México y Centroamérica, declaró que la falta de continuidad y compromiso con estas infraestructuras y políticas podrían no solo no hacer avanzar al país, sino posicionarlo en desventaja sobre otros países ya que la tendencia económica y competitiva en el mercado pasa por la apuesta y adaptación a las energías renovables.

Pero el panorama parece favorable para el país norteamericano. Según Jaime Martínez, CEO del Proyecto Terra (uno de los impulsores de la energía solar en México), México tiene la capacidad de producir la mayoría de su energía eléctrica a través de fuentes renovables, aunque su red eléctrica necesita mejorar considerablemente.