La conversión del CO2: De problema ambiental a materia prima

La captura de dióxido de carbono de la atmósfera es una fórmula que se está desarrollando desde hace varios años como futura medida de contención contra el cambio climático, ante la imposibilidad de reducir las emisiones en un tiempo adecuado. El «Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1,5ºC», realizado por el Panel de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), para minimizar el impacto, determina que no basta con detener y controlar las emisiones actuales. Es prioritario eliminar de la atmósfera un billón de toneladas de CO2.

El equivalente de las emisiones producidas durante 200 años. De lo contrario aseguran que el efecto invernadero seguiría causando estragos durante miles de años.

Hasta hace poco no era excesivamente factible que máquinas hiciesen este trabajo por temas de costo y tiempo. Pero David Keith, climatólogo de la Universidad de Harvard, descubrió una forma económicamente viable. En ella justifica que se podría extraer hasta una tonelada de dióxido de carbono por menos de 88 euros a través de un método denominado captura directa de aire.

Es un paso muy importante en la lucha a favor del planeta, ya que, aunque todavía falta mucho trabajo por hacer, podría suponer una medida de contención muy valiosa. Entre las aplicaciones que ya se le están dando al CO2 como materia prima, están los combustibles sintéticos, polímeros para fabricar pavimentos deportivos, asientos para autos, dentífricos, alimento para peces o el caso de la planta de Zúrich, que vende el dióxido de carbono a invernaderos cercanos para favorecer el crecimiento de los vegetales.

La meta a lograr con estas iniciativas es que además de reducir (con urgencia) las emisiones, se pueda eliminar el billón de toneladas de CO2 antes del año 2080 para empezar a revertir los efectos del cambio climático como apunta el IPCC. Inversores de la talla de Bill Gates están trabajando codo con codo con los investigadores para procurar un futuro óptimo a esta industria.