La década del verdadero cambio

Algunos de los expertos del Foro Económico mundial auguran un presente muy alentador en lo que tecnología se refiere, y creen que podemos salir fortalecidos de la crisis sanitaria mundial. Se está demostrando sobradamente el papel indispensable de la inteligencia artificial para automatizar procesos y solventar problemas complejos como seleccionar compuestos útiles a la hora de tratar enfermedades, lo que nos lleva a un aumento de esta tecnología en multitud de ámbitos.

Así lo afirmaba Erick Brynjolfsson, el director de la propuesta del MIT (Massachusetts Institute of Technology) sobre economía digital. En el último encuentro del Foro Económico Mundial donde se reunieron varios expertos para hablar de lo que posiblemente va a pasar en la próxima década, Brynjolfsson fue claro respecto al avance de la tecnología. Es cierto que el aprendizaje automático ha aumentado al mismo ritmo en Estados Unidos que descendía la productividad, pero defiende que es cuestión de tiempo que estos niveles se emparejen como pasó con otros avances revolucionarios para la industria.

La implementación de nuevos sistemas y tecnologías dependen de la reinvención de procesos tradicionales y políticas empresariales obsoletas, así como ajustes en el mercado, pues a pesar de que Amazon lleva ya 25 años funcionando, este tipo de comercio no es el imperante todavía en nuestra sociedad. El aprendizaje automático y en general la automatización de procesos todavía van a tardar un poco en expandirse en las economías. Ya se están dando las nuevas inversiones y nuevas habilidades para transformar las cadenas de suministros o las relaciones con los clientes lo que nos posiciona en un nuevo paradigma al que hay que darle tiempo.

Pero no en todos los lugares las políticas funcionan de igual modo. La escritora keniana Wanuri Kahiu exponía que en Kenia la legislación y la normativa para el tratamiento de la inteligencia artificial son prácticamente nulas. Por esta razón tiene la creencia de que África en general puede ser un amplio campo de pruebas muy válido para ver la reacción de la convivencia entre seres humanos y máquinas.

De hecho en Kinshasha, en la República democrática del Congo, implantaron hace aproximadamente diez años un tipo de guardias de tráfico robóticos que resultaron ser más efectivos que las personas, pues no eran susceptibles de corrupción, lo que generaba mayor confianza entre los ciudadanos. En este contexto la escritora plantea que todas estas medidas pueden ayudar a solucionar gran parte de los problemas africanos.

No va desencaminada si tenemos en cuenta que Peter Ungaro, CEO de Cray, apuntaba en el mismo evento que en esta década casi cualquier empresa por pequeña que sea podrá tener acceso a un superodenador para trabajar. Estos sistemas también están migrando de formato y dejarán de ser pesadas máquinas al alcance de unos pocos para convertirse en la realidad de todos aquellos que generan actividad económica.

No obstante tenemos que ser consecuentes con todos estos avances intentando que los nuevos modelos sean sostenibles y dignos para los países en vías de desarrollo. La secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, Sharan Burrow, pone atención en este tema. Cree que es posible que con las nuevas políticas de disminución de la huella de carbono y la automatización de procesos, las economías basadas en la industria por ejemplo textil, puedan quedar aún más pobres.

Atendiendo a las declaraciones de Michael Casey, es algo que puede pasar ya que el dólar según él, dejará de ser la moneda imperante. Esto puede suceder por el auge de las monedas digitales y los contratos inteligentes programables, que sufren menos desfase o susceptibilidad de fluctuación. Posiblemente las empresas que operan en estos nuevos escenarios alcancen ventaja rápidamente con respecto a las empresas tradicionales.

Parece ser que vienen tiempos de superconexión con todo lo que nos rodea. Helena Laurent, directora general de Consumer International en Reino Unido alegaba que el uso de datos va a tener repercusión en todos los campos de la vida cotidiana respecto al consumo. Como consumidores, podríamos tener acceso por ejemplo al tipo de productos agrícolas que compramos, teniendo consciencia de si son sostenibles, cómo se cultivan o cómo se procesan.

De acuerdo con esto está la  directora del Instituto 3A y miembro sénior de Intel, Genevieve Bell, quien después de observar la catástrofe de los incendios en Australia habló sobre la fragilidad de las infraestructuras del siglo XX. El uso de datos según ella debería ir más allá para mejorar las políticas de prevención y protección social entre otros ítems de mejora de la vida social.

Y qué sería de la nueva vida tecnológica que va a impulsar nuestra década actual, sin la biología. Bacterias o microbios que producen bienes que pueden sustituir derivados del petróleo o recursos naturales como el afamado aceite de palma, ya son una realidad. Zachary Bogue, socio gerente de Data Collective Venture Capital, defendía que el cambio del petróleo a otras alternativas tendrá repercusiones no solo en el ámbito del mejor aprovechamiento de los recursos, sino en el ámbito social. Un cambio necesario al cual aspirar si queremos mejorar realmente el mundo en que vivimos.