Aunque la economía circular está en el epicentro del desarrollo económico moderno, son muchas las industrias claves que quedan por desarrollar y que van a contrarreloj para paliar los efectos del cambio climático y conseguir limitar la subida de las temperaturas por debajo de los 2 °C. Una de estas industrias es el reciclaje de materiales fotovoltaicos.
Son muchos los esfuerzos que se han estado haciendo para lograr que los deshechos de este sector sean los mínimos posibles, pero aún queda un largo camino por recorrer. Aunque aproximadamente el 97 o 98% de los materiales de una celda fotovoltaica se puede rescatar y reutilizar, quedan elementos contaminantes de alto valor que no se pueden obviar. En otras palabras, aunque es mucho el porcentaje, no es suficiente para la cantidad de materiales que se van a utilizar si pretendemos como sociedad global dejar de depender de las energías provenientes de los combustibles fósiles y otras fuentes contaminantes.
En este camino nace la iniciativa europea Photorama, un programa cuyo objetivo principal no es otro que el de recuperar el 100% de los materiales de las células fotovoltaicas al final de su vida útil. Y es que para el viejo continente, la posibilidad de fabricar paneles nuevos a través de un proceso de reciclaje reduciría considerablemente la dependencia de los países asiáticos, cuyos módulos tienen una huella de carbono bastante mayor que los europeos.
Las tecnologías de reciclaje actuales no solamente no logran recuperar todos los materiales, sino que el grado de pureza obtenido tampoco es el deseable. El programa Photorama pretende definir protocolos de recuperación de materiales para solventar este problema y que su grado de pureza sea realista y funcional. En él participan 13 entes repartidos entre institutos y empresas de siete países con un presupuesto de 10 millones de euros repartidos en una investigación que inicialmente durará tres años a fin de hallar técnicas que maximicen la recuperación de los materiales haciendo de la industria fotovoltaica por ende, una industria totalmente renovable y circular.
La energía solar es por el momento la energía con menor coste y mejor alternativa para el paradigma actual en base a reducir las emisiones de carbono. Garantizar productos sostenibles durante todo su ciclo de vida es fundamental para provocar un cambio real en el panorama ambiental. El proyecto europeo pretende establecer un esquema de reciclaje sólido y confiable para todos con soluciones innovadoras y aprovechando los materiales raros para reintroducirlos en las cadenas de valor.
El proyecto pretende trabajar el reciclaje desde cuatro líneas o pasos. El primero se trata de crear una línea piloto capaz de procesar grandes cantidades de residuos fotovoltaicos. A continuación en el siguiente proceso, se creará un protocolo para separar las células solares de las capas de vidrio y polímero. En el caso de los de silicio cristalino se realizará una delaminación mecánica con un proceso de corte con hilo de diamante y delaminacion fluida aplicando dióxido de carbono en estado supercrítico.
Los de tipo CIGS se separarán mediante un proceso de delaminación óptica. La tercera fase está pensada para extraer metales considerados críticos como silicio, indio galio, y metales preciosos como la plata. Una vez desmanteladas por completo las celdas solares y recuperado los materiales, el último paso será demostrar su eficiencia en nuevos componentes y sistemas. Todo un reto para que la energía solar siga creciendo en favor de un mundo mucho más sustentable y ciudades más inteligentes.