Uno de los objetivos más buscados por el ser humano es usar la energía solar para diversos fines, siendo lo más sencillo el calentamiento de algo, ya sea dejándolo a los rayos del sol o creando el llamado efecto invernadero. Sin embargo, las ideas han ido en crecimiento y la energía solar se ha convertido en una de las fuentes de energías renovables más importantes del mundo, sobre todo en aquellos países en los que las horas de sol son más abundantes.
En este tipo de energía el almacenamiento es muy relevante, sobre todo el almacenamiento en el largo plazo, para poder usar la energía en momentos en los que no haya sol.
Combustible solar térmico
Un equipo de investigadores suecos ha desarrollado un combustible físico que es capaz de almacenar energía solar durante más de diez años.
Jeffrey Grossman, uno de los ingenieros que trabaja con estos materiales, comenta que “el combustible térmico solar funciona como una batería pero en vez de electricidad lo recargamos con energía solar“. Este fluido es un líquido molecular que los científicos de la Universidad Tecnológica Chalmers han ido perfeccionando en los últimos años.
Material que cambia con la luz
Este fluido tiene carbono, hidrógeno y nitrógeno y cuando se ve expuesto a la luz del sol reordena sus moléculas para formar un isómero, un compuesto similar pero con mayor carga energética. Lo llamativo es que esa energía se mantiene almacenada aunque la temperatura de la estancia donde está el combustible sea menor, no transformándose en calor.
Se puede estimular el material para que vuelva a su estado anterior, siempre y cuando sea necesario hacerlo, soltando en ese proceso la energía almacenada, en forma de calor. Esto permite guardar esa energía solar para los momentos en los que sea necesaria.
Las aplicaciones podrían ser ilimitadas, incluso a nivel doméstico: Se podría llevar agua caliente a los diferentes aparatos que la usen, como lavavajillas, grifos o lavadoras, hasta cuando no haga sol.