Las energías renovables han experimentado diferentes cambios hasta hace poco años, en un panorama silencioso y discreto en el que se empezaba a tener conciencia sobre el cambio necesario en los modelos de consumo de energía, y en la necesidad de eliminar los combustibles fósiles. Hoy día, la energía solar y eólica ya compiten sobradamente en precio en el mercado energético y empiezan a acaparar el panorama de la red.
Y es que no podía ser de otra manera. Gracias a factores como la digitalización, la mejora continua del almacenamiento o la hibridación de tecnologías, se está logrando un cambio factible en tiempo récord.
La importancia del almacenamiento
Los avances en esta cuestión resultan indispensables para mantener la energía de un sistema. Lograr evitar los cortes y poder captar la suficiente energía para no tener carencias en el desarrollo de las actividades que requieren de tal demanda es vital y la industria lo sabe, pues se calcula que para 2023 la capacidad actual de 360 MW sobrepasará los 14.000 MW. Gracias al almacenamiento de energía se puede también verter a la red el excedente energético para cubrir carencias en otros sectores. Otro factor que ayuda en este sentido, es la hibridación de tecnologías que permite la generación constante de energía. Por ejemplo, en un sistema híbrido de energía solar con energía eólica, se puede generar energía por el día con celdas solares o sistemas BIPV, y en la noche con el sistema eólico cuando el solar no puede trabajar.
Esto quiere decir que nos dirigimos a un nuevo paradigma creciente donde las energías limpias combinadas y unidas a buenas fuentes de almacenamiento cambiarán completamente el concepto de consumo de energía.
La conectividad y el manejo de datos potencian la industria renovable
La tecnología blockchain permite acceder a todo tipo de datos de una instalación energética renovable y asegurar la procedencia de la energía haciendo consciente al consumidor final de que es realmente limpia. Ver los datos que genera el contador otorga un nivel de transparencia para los consumidores y la plataforma de almacenamiento de datos valida su fiabilidad.
Todo lo que tenga que ver con tecnologías de información, comunicación y tratamiento de datos es indispensable para el desarrollo y la expansión de las renovables en aplicaciones energéticas, ya que mejoran el rendimiento e incluso las prestaciones de los sistemas y se logra un mejor aprovechamiento de los recursos y de los elementos que componen una instalación.
La producción de energía se ha visto notablemente mejorada con el uso del big data y el IoT, que entre otras importantes funciones destacada la de haber aumentado la producción de energía gracias a la detección de patrones de funcionamiento. Además, pueden detectar averías y dar un mantenimiento automatizado predictivo y preventivo.
La tecnología solar y eólica cuenta cada vez con materiales más sustentables, procesos más óptimos y costos de fabricación y desarrollo cada vez menores. La sustitución del silicio ya cuenta con muchas alternativas como el telururo de cadmio (CdTe) y las innovaciones como los BIPV, las células bifaciales o los paneles transparentes amplían continuamente las opciones para acercar el autoconsumo a una realidad homogénea para todos. Los elementos de los sistemas eólicos cada vez cuentan con mejores opciones de reciclaje y en los últimos años la potencia de las turbinas eólicas se ha multiplicado por 10 pudiendo reducir el número de generadores necesarios por complejo.
Este impulso a las dos renovables protagonistas del mercado las ha convertido en las fuentes de energía más baratas en muchos países del mundo. En Estados Unidos, la energía más económica ya es la procedente del viento y en China predominan los precios bajos en cuanto a la energía solar.
Si hablamos de los costos nivelados para estas dos energías en general, en la energía eólica han caído un 9% con un costo de 37,81 euros/MWh, mientras que la solar descendió un 4% y ronda los 42,97 euros/MWh de media. Pero en China, Brasil o Estados Unidos estos costos pueden ser menores y compiten muy fuerte con las centrales alimentadas por gas natural o las térmicas de carbón, que ya están próximas a la extinción porque en multitud de lugares ya tienen pérdidas considerables por su falta de eficiencia y sus altos niveles de contaminación.
Pero los costes nivelados seguirán cayendo en los próximos 10 años con la intención de que en este periodo de tiempo se lleguen a ver cifras en torno a los 17 euros/MWh.
La COVID-19 como punto de partida
El consumo de energía aumentó con la llegada de la inesperada pandemia y dio un respiro al precio del petróleo y a los combustibles fósiles. Pero esto no es algo para celebrar sino para reflexionar. Si pudiéramos contar todo el tiempo con energía infinita, renovable y limpia, que no contamine, mejoraríamos notablemente nuestra calidad de vida y el hecho de trabajar en casa o en la oficina no tendría repercusiones en el recibo de la luz. En los últimos 10 años la energía solar ha pasado de costar 257 euros/MWh a 32 en China y 25 en Brasil. Es innegable que estamos en una transición imparable impulsada por modelos cooperativos de autoconsumo en el que la red general se alimenta de los excedentes de todos.