¿Qué consecuencias tendrá verter aguas residuales nucleares al océano?

En Japón se está meditando la opción de lanzar aguas residuales nucleares, es decir, las usadas para refrigerar los reactores dañados de la central nuclear de Fukushima Daiichi al océano Pacífico. Desde el país nipón confirma que estos residuos albergan un isótopo radiactivo, tritio, y otros más, pero son seguras.

A pesar de estas afirmaciones expertos denuncian que supone una amenaza medioambiental enorme y puede afectar a todos los ecosistemas, sobre todo, la vida marina y las corrientes oceánicas que pueden transportar esos isótopos nocivos por el océano.

Hasta la fecha se ha ido analizando y guardando ingentes cantidades de aguas residuales nucleares en un parque de tranques. Sin embargo, desde el Gobierno explican que no existe más cabida por lo que han tomado está drástica decisión de verterlo al océano.

Japón planea liberar de a poco las aguas residuales nucleares durante los próximos 30 años. Aunque los expertos afirmen de su peligrosidad y los países vecinos lo critiquen por su peligrosidad a nivel mundial; el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), organismo de vigilancia nuclear de la ONU, está evaluando su seguridad.

La peligrosidad

Después del devastador terremoto, acontecido el 11 de marzo de 2011 en la isla principal de Japón, con una magnitud de 9,1. Tres reactores de la central nuclear sufrieron fusiones nucleares, lo que llevó a los operarios a bombear agua para enfriarlo. Actualmente, 12 años después el proceso de refrigeración sigue en curso donde producen más de 130 toneladas de agua contaminada al día.

Diferentes estudios demuestran que los radionucleidos que se liberaron en el accidente se detectaron a 8.500 km de distancia, es decir, en las costas de California en Estados Unidos.

En resumen, los radionucleidos tienen la capacidad de ser trasladados por las corrientes oceánicas, como la corriente de Kuroshio que cruza el Pacífico y los animales marinos podrían ayudar en este proceso. En un estudio se demostró que el atún rojo portada derivados de este elemento por Fukushima y llegó a Estados Unidos; y no solo ellos sino también a otros organismos que forman cadena alimentaria también capturan los radionucleidos e, incluso, pueden llegar al ser humano.

Los tanques que almacenan las aguas residuales contienen varios niveles de isótopos radiactivos como cesio-137, estroncio-90 y tritio. Por ello existe una pregunta acerca de la eficacia de los sistemas de filtración de aguas residuales para eliminar todos los elementos radiactivos presentes en los tanques. La Tokyo Electric Power Company (TEPCO), propietaria y operadora de la central nuclear, utiliza un sistema de filtración que, según OIEA, puede eliminar 62 tipos diferentes de isótopos radionucleidos, con la excepción del tritio, que es una forma radiactiva del hidrógeno.

Por ese motivo, un portavoz de TEPCO afirmó que el impacto de los vertidos será mínimo. Explicó en un comunicado que todas las aguas residuales pasarán por un proceso continuo de purificación, muestreo y análisis para garantizar que las concentraciones de sustancias radiactivas estén por debajo de las normas reguladoras. Sin embargo, este sistema no puede eliminar el tritio, pero se diluirá con agua de mar hasta que su nivel sea ínfimo y se pueda verter. Cabría destacar que el tritio es un isótopo relativamente débil que no puede penetrar la piel, pero si es perjudicial si se ingiere.

Finalmente, la comunidad internacional, a excepción de países vecinos Corea, China o Taiwán, parece haber aceptado esta estrategia. Estados Unidos incluso ha elogiado la cooperación de Japón con la Agencia Internacional de Energía Atómica como una garantía de seguridad. Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, Japón ha tomado decisiones transparentes y ha seguido las normas internacionales de seguridad nuclear en esta situación complicada.