El mercado de las energías renovables se ha vuelto increíblemente dinámico y no es raro ver todo tipo de fusiones. Prueba de ello son por ejemplo los productos derivados de las tecnologías 건물 일체형 태양광 발전 시스템 (BIPV) para la integración de células fotovoltaicas como elementos de construcción. Pero aunque estos avances siguen siendo revolucionarios afortunadamente no son los únicos con los que nos sorprende esta industria.
Los vehículos eléctricos se encuentran en una carrera que están empezando a ganar imponiéndose por encima de los combustibles fósiles y ya son muchas las marcas que han anunciado que no van a seguir innovando en vehículos de gasolina y diésel. También muchos países (especialmente en Europa) ya han mostrado su negativa a seguir con este tipo de vehículos y están regulando importantes incentivos para favorecer la transición hacia ciudades más inteligentes.
Aun así, el punto débil de esta industria reside en los sistemas de baterías, y en la falta de puntos de carga por la carencia de mercado existente en este momento. Pero es una realidad que, una vez se estandarice la fabricación, los puntos de carga han de aparecer a la par que lo hacen los vehículos eléctricos empezando por los de transporte público.
Pero, ¿De dónde viene la energía para cargar los vehículos eléctricos? De nada sirve tener a disposición coches o autobuses que no necesitan combustibles fósiles si para generar la energía se sigue emitiendo CO2 a la atmósfera. Es necesario que todos los puntos de la cadena sean igual de sostenibles para tener un modelo energético realmente funcional. En este sentido la energía solar fotovoltaica podría tener un papel decisivo como lo tiene en otros puntos de la transición energética ya que es la más avanzada en tecnología, totalmente renovable y se está adaptando con éxito a multitud de áreas.
La combinación de los vehículos eléctricos con esta energía podría beneficiar ampliamente a ambos sectores. Aunque hasta ahora no han sido industrias muy relacionadas entre sí, lo cierto es que una sinergia de mercados puede acelerar la adopción de ambas tecnologías y normalizar su uso. Se ha convertido en una meta urgente ya que el mercado de los vehículos eléctricos se ha acelerado considerablemente en parte por las iniciativas para implantar la movilidad sostenible como el plan Moves III en España, que tiene como objetivo llegar a instalar 100.000 puntos de carga y contar con 250.000 vehículos eléctricos para el 2023.
Entre las múltiples razones que se pueden destacar del hecho de que la energía de las estaciones de carga sea solar, encontramos por ejemplo la reducción de los costes energéticos, la independencia energética de la red y por supuesto, la reducción de la huella de carbono a todos los niveles. Además, el hecho de no tener que conectarse a la red reduce la presión acelerando el tiempo de carga de los vehículos. Es el caso de la tecnología “solar boost” por ejemplo, mediante la cual ya se está consiguiendo la carga rápida de vehículos.
Otra de las ventajas de contar con la energía solar para la movilidad en el plano personal, es la facilidad para instalar estaciones de carga en las casas favoreciendo al mismo tiempo el autoconsumo. Las personas podrían disponer de instalaciones solares autónomas individuales (en cada caso particular) o colectivas (en el caso de urbanizaciones o edificios) para la alimentación de las instalaciones y para la carga de vehículos.
Teniendo en cuenta que las baterías fotovoltaicas al igual que las de los vehículos eléctricos funcionan con corriente continua, ambas se podrían combinar para diferentes usos. De hecho las baterías de estos vehículos pueden tener una segunda vida para almacenamiento energético en el ámbito doméstico. Ya se han desarrollado baterías modulares extraíbles para dichos usos en el hogar en momentos de apagones u horas pico del consumo de la red.
También es posible integrarlas en inversores fotovoltaicos mediante la tecnología del vehículo a la red o V2G por sus siglas en inglés, Vehicle to Grid. Este sistema inyecta energía en la red o, si forma parte de un inversor, regula el nivel de carga, una aplicación de lo más interesante teniendo en cuenta que los inversores inteligentes junto con los sistemas de energía distribuida están sustituyendo a la red convencional centralizada.
Con el fomento y la investigación en todas estas aplicaciones se espera conseguir estimular el desarrollo de redes nacionales de estaciones de carga, una mayor independencia energética, y una mayor seguridad frente a cortes o problemáticas con el suministro.