La Comisión Europea considera al hidrógeno producido por energía nuclear, «rosa», se considere hidrógeno verde. Este nuevo tratamiento acuñado desde Bruselas es apoyado por Francia y ocho países más que afectará a las inversiones energéticas.
Desde Europa se han publicado dos actos delegados que detallan como el hidrógeno, los combustibles en base de hidrógeno y otros vectores energéticos se podrán suponer como renovables. Se circunscribe como hidrógeno verde aquel que se produzca con un 90 % de electricidad renovable y se cataloga hidrógeno bajo en carbono como el que deriva de fuentes no renovables que originan un 70 % menos de emisiones de gases de efecto invernadero. Por ese motivo, se lleva al punto de mira el hidrógeno de origen nuclear.
Desde Bruselas se facilitará una metodología para calcular las emisiones en la generación eléctrica: emisiones aguas arriba, las emisiones asociadas con la extracción de electricidad de la red, el procesamiento y las asociadas con el transporte de estos combustibles hasta el consumidor final.
Por ese motivo, si la intensidad de emisión de energía eléctrica es inferior a 18 gCO2eq/MJ, no es necesario probar ese ahorro de emisiones del 70 %; por lo que se puede llevar ese proceso por energía atómica. Sin embargo, se propone revisar los cálculos de emisiones para la energía nuclear a través de datos de Eurostat u otras fuentes acreditadas.
Principio de adicionalidad
Si la Comisión Europea hace la distinción de aceptar como verde al hidrógeno nuclear, queda fuera el principio de adicionalidad. Este intenta evitar que se aumente la capacidad generación a partir de fuentes fósiles para destinar esa electricidad a la producción de hidrógeno.
El principio de adicionalidad los electrolizadores deberán estar conectados a la nueva producción de energía renovable, es decir, no podrán nutrirse de instalaciones ya existentes y donde su el uso de esa electricidad estaba prevista en otros usos.
El objetivo es que la generación de hidrógeno incentive un aumento en el volumen de energía renovable disponible para la red para evitar que el hidrógeno canibalice la electricidad renovable, por lo que se fijan criterios destinados a garantizar que el hidrógeno renovable solo se produzca cuando y donde haya suficiente energía renovable disponible.
En la fase de transición se encontrarán aquellos proyectos de hidrógeno que no estén operativos antes del 1 de enero de 2028. No obstante desde el Ejecutivo comunitario comentan que hasta el 2023 los productores podrán hacer coincidir su producción de hidrógeno con sus energías renovables contratadas mensualmente.
España y Alemania
El hidrógeno rosa no está dentro de la postura de España y Alemania. Ambos países quieren evitar la energía nuclear para producir hidrógeno, dejando como hidrógeno verde el generado sólo con fuentes renovables. Por parte del país germano consideran que es más importante hablar de economía del hidrógeno.
Actualmente, el hidrógeno verde no es rentable comercialmente, pero se estima que para el año 2030 alcanzará los 10 millones de toneladas producidas en territorio europeo. La Directiva de Energía Renovable de la UE (RED 3) plantea que para ese año el 42 % del hidrógeno utilizado en industria sea con energía renovable.