¿Puede el hidrógeno verde competir con los combustibles fósiles?

Por supuesto que sí. El hidrógeno verde es el futuro y los científicos lo saben, por eso la industria de las renovables está puesta en cuerpo y alma para que este sea el combustible del presente. Uno de los motivos más destacados ha sido la inversión europea y la bajada de los precios de las renovables.

Y es que esa siempre ha sido la clave. Lograr utilizar energía renovable a bajo costo para que la producción de hidrógeno sea totalmente cero emisiones y rentable. Bajo esa premisa el hidrógeno verde es el combustible más atractivo con vistas a descarbonizar el planeta. Un kilogramo de este gas tiene unas tres veces más densidad energética que uno de diésel o gasolina, lo que nos lleva a pensar como solución óptima para eliminar las emisiones de los sectores más contaminantes.

Como ya es sabido, la mayoría del hidrógeno que consumismos ahora necesita de gas natural para llevar a cabo su proceso, emitiendo cantidades considerables de dióxido de carbono. Pero el proceso de la electrólisis está ganando terreno en su acción de separar los elementos del agua utilizando electricidad. Este proceso al igual que el anterior, consume también mucha energía, pero si dicha electricidad proviene de una fuente renovable como puedan ser la eólica o la solar, se obtiene hidrógeno prácticamente sin ningún tipo de emisión de gases de efecto invernaderos.

Así se da lugar al hidrógeno verde. Aunque es más limpio, en este momento es más caro de generar que el que utiliza gas natural (el triple aproximadamente). Pero también es cierto que producirlo cuesta ahora la mitad que hace una década, existiendo una tendencia en el precio a seguir cayendo gracias a los precios más reducidos de las renovables. Este hecho natural, junto con la activación de la industria productora, augura un futuro muy cercano para el uso de hidrógeno verde como combustible.

El método para producirlo que depende del gas natural, también avanza para disminuir su contaminación. Las técnicas para capturar el carbono están mejorando a pasos agigantados mientras que las de producción de hidrógeno se están encargando de disminuir las emisiones para equilibrar la industria y la producción.

Lo valioso del hidrógeno es la multitud de usos que se le pueden dar. Se puede quemar al estilo de los combustibles fósiles como el carbón o el petróleo, con solamente vapor de agua como residuo. También se utiliza en las llamadas células de combustible combinando hidrógeno con oxígeno dando como consecuencia agua y electricidad (lo contrario de la electrólisis) sin producir óxidos de nitrógeno.

En este paradigma, el hidrógeno es la gran esperanza para alimentar coches, autobuses, trenes y todo tipo de vehículos, o bien a través de células de combustible o por combustión. La industria también se verá en extremo beneficiada ya que todo tipo de fábricas (acero, cementos, vidrio, etc.) podrán obtener calor libre de carbono. Desde refinerías hasta plantas de fertilizantes podrán reducir sus emisiones usando este gas, y algunas como las plantas químicas o de acero, podrían utilizar el oxígeno producido como producto extra.

Para solventar el problema del almacenamiento y el transporte seguro, se están planteando casos de combinarlo con carbono con el fin de producir combustibles líquidos menos tediosos de manejar que puedan sustituir la gasolina o el diésel. Otra uso es el de almacenar energía de las centrales renovables que luego pueden convertirse de nuevo en electricidad.

En este panorama la Agencia Internacional de Energía (AIE) manifestó que para el 2050 el uso de este gas satisfará más del 10% de la demanda energética global.

Es una consideración bastante realista teniendo en cuenta que en Europa ya se están instalando los llamados valles del hidrógeno que consisten en plantas de electrólisis para generar energía destinada a la industria. Los consorcios que manejan estas instalaciones están transformando la industria energética progresivamente. Algunas, están sustituyendo el hidrógeno gris (que emite gases de efecto invernadero) por hidrógeno verde al tiempo reutilizan el dióxido de carbono capturado por fábricas (por ejemplo, fábricas de cemento). Otras empresas están construyendo en Europa gaseoductos para  hidrógeno con el fin de conectar las diferentes granjas e industrias.

Se estima que casi todas las industrias de Alemania puedan verse beneficiadas de este nuevo sistema y descarbonizarse en muy poco tiempo. Para el 2030, según la prestigiosa consultora McKinsey, el hidrógeno verde será tan barato como lo es ahora el gris por una electrólisis más barata, la energía renovable y la subida de precios del carbón.

Finalmente, podríamos decir que el hidrógeno verde es una extensión lógica de lo que ha sido la expansión e implementación de la energía eólica y solar en Europa, y gracias a unas regulaciones políticas favorables han conseguido apoderarse del sector energético.