Más del 80% de la población mundial vive en zonas urbanas, y la importancia de las ciudades como centros económicos y de innovación sigue creciendo. Los espacios arbolados desempeñan un papel importante en la protección contra el cambio climático, la reducción de la contaminación acústica y la provisión de sombra para los hogares, las empresas y los peatones, entre otros.
Un estudio realizado por el grupo de Karina Jensen, doctora en Arquitectura y Urbanismo e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), explican que las ciudades necesitan espacios verdes para reducir los efectos del cambio climático. Sin árboles es imposible hacer frente a la mitigación.
Así mismo, la investigación se centra, concretamente, en el caso del distrito de La Plata. El estudio pretende entender cómo se puede aumentar la capacidad de resiliencia urbana, qué efectos tienen los árboles y los espacios verdes en la calidad de vida urbana. Durante la pandemia y el aislamiento social obligatorio, realizaron encuestas a más de 700 personas que mostraron que muchos habitantes aprovecharon emigrar a zonas de la periferia porque tenían más espacios verdes y vegetación.
Se sabe que los árboles son un factor importante para mitigar el cambio climático, ya que permiten ahorrar entre un veinte y un cincuenta por ciento de energía. Su eficacia disminuyendo la temperatura del asfalto entre dos y ocho grados, reduciendo así el uso de aires acondicionados, entre otros dispositivos.
Aunque mejoran el paisaje, el mantenimiento de los árboles en el ámbito urbano es una tarea compleja. La investigadora Silvia Matteucci, miembro del Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU-UBA-CONICET), destaca la necesidad de cuidar los árboles una vez integrados en el sistema urbano. En la investigación señala que los suelos compactados -de baja fertilidad y contenido de materia orgánica-, la falta de agua, especialmente en los parterres limitados, la contaminación del agua y del aire, el vandalismo y los daños mecánicos son los principales factores de estrés para la vegetación urbana y requieren una gestión integral de la misma.
Las arboledas y los bosques ofrecen beneficios sociales, estéticos, físico-climáticos y ecológicos. La descripción que hace Matteucci de los beneficios de las arboledas urbanas puede clasificarse como: Sociales, oportunidades de recreo e interacción social, impactos en la salud física y mental; estéticos, cambios de color, texturas, formas, dinámica estacional y experiencia de la naturaleza ; y físicos, cambio en el microclima.
Para el año 2050 se pronostica que el 80 % de la población vivirán en ciudades. Concretamente, en Latinoamérica se calcula que el proceso será más fuerte según datos del Banco Mundial.
Mientras la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación trabaja para garantizar que todo el mundo tenga acceso a los alimentos y al agua potable, también se centra en mejorar la calidad de vida en las ciudades mediante la plantación de árboles. De hecho, los bosques urbanos ayudan a aumentar el valor de las propiedades ya crear comunidades más habitables.