Los paneles solares tienen una larga vida útil, pero tiene diferentes factores que afectan a su deterioro: el clima, el módulo, entre otras cosas. Los fabricantes estiman que el punto al que empiezan a degradarse parte de los 25 a 30 años. Según el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) el estándar para las garantías de fabricación está en los 25 años en un módulo.
La calidad del panel solar puede tener impacto en las tasas de degradación, siendo la anual de referencia del 0,5 %. Por lo que después de su vida útil es capaz de producir el 90 % de su capacidad original.
Entre los diferentes factores que se le atribuyen a la degradación está en los factores climáticos. El calor ambiental afecta negativamente el rendimiento y la eficiencia de los componentes eléctricos. En todo panel se puede encontrar el coeficiente de temperatura. En él se explica cuánta eficiencia en tiempo real se pierde por cada grado Celsius que aumenta por encima de la temperatura estándar de 25 ºC. El intercambio de calor impulsa la degradación del panel a través de un proceso llamado ciclo térmico. Este movimiento hace que, con el tiempo, se formen microfisuras en el panel, lo que reduce la producción.
Dentro de los factores climatológicos también se encuentra el viento. Este puede causar en rachas de fuertes vendavales la la flexión de los paneles, lo que se denomina carga mecánica dinámica. La nieve es otro factor que puede causar este tipo de cargas.
Otra consecuencia es un fenómeno denominado degradación inducida por potencial (PID, por sus siglas en inglés). Esto ocurre cuando el voltaje del módulo y la corriente de fuga impulsan la movilidad de iones dentro del panel entre el material semiconductor y otros elementos del módulo. La consecuencia de ello, produce una disminución de la capacidad de salida de energía.
También, existe otro problema que se denomina degradación inducida por la luz (LID, por sus siglas en inglés), en la que los paneles pierden eficiencia dentro de las primeras horas de exposición al sol. LID varía de un panel a otro en función de la calidad de las obleas de silicio cristalino, pero por lo general resulta en una pérdida única de 1-3% en la eficiencia.
Finalmente, para garantizar el buen estado y una larga vida de un panel solar, debe someterse a pruebas de estándares para la certificación. Están sujetos a las pruebas de la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC), que se aplican tanto a paneles monocristalinos como policristalinos. También, en la hoja de especificaciones está el sello de Underwriters Laboratories (UL), que también proporciona estándares y pruebas. Este realiza pruebas climáticas y de envejecimiento, así como toda la gama de pruebas de seguridad.