Un estudio sobre hongos de la Universidad de Kansas ha descubierto que los residuos plásticos difíciles de reciclar del Océano Pacífico se pueden transformar en componentes para la fabricación de medicamentos. Este método químico-biológico utiliza el hongo de suelo, Apergillus nidulans, alterado geneticamente se convierte en polietileno. Además, para este proyecto se recogió basura acumulada en Catalina Harbor en la isla de Santa Catalina (California).
La investigación
En el estudio los investigadores han explicado que primero se ha digerido los polietilenos a través del oxígeno y catalizadores metálicos para romper los plásticos en diácidos. Para posteriormente, las cadenas de átomos de carbono derivadas de los plásticos se introduzcan dentro de los hongos metabolizados en una serie de compuestos farmacológicamente activos entre los que se encontraban rendimientos comercialmente viables de asperbenzaldehído, citreoviridina y mutilina.
Sin embargo el equipo descubrió también durante el proceso como los hongos devoraban los productos plásticos rápidamente. Por ese motivo, los investigadores concluyeron que lo más llamativo de este enfoque es su función química y fúngica. Además, gracias a este descubrimiento plásticos que tardan años en degradarse se podría acelerar todo el proceso debido a su inmediatez.
Este suceso fue totalmente inesperado para el grupo de trabajo pues consideraban que habían explorado todo el potencial de los hongos para producir estos compuestos. Sin embargo en la era de la secuenciación genómica, como detallan en el estudio, ha permitido abrir nuevas posibilidades de usar los metabolitos secundarios en beneficio del ecosistema.
Son muchos los intentos por buscar una forma de rápida y eficaz de poder reciclar todos los desechos que se generan en el planeta. Además, el polietileno es uno de los componentes que más tarda y es más difícil de reciclar. Por ese motivo, gracias a este descubrimiento el grupo de estudio asevera que el objetivo a largo plazo seguirá en desarrollar procedimiento para descomponer todos los plásticos que puedan ser utilizados como alimento por los hongos, eliminando la necesidad de clasificarlos durante el reciclaje.