¿Qué son los edificios de energía positiva?

Uno de los objetivos más cercanos en cuanto a la reducción del consumo energético para un modelo más sustentable, se basa en el fomento del autoconsumo en cualquier tipo de construcción, ya sea para uso doméstico, industrial o laboral (por ejemplo, las viviendas, fábricas o las escuelas). Conseguir que todos los edificios se conviertan en Smart buildings y sean capaces de producir la energía que necesitan no es una tarea fácil y puede parecer bastante ambiciosa, pero para nada imposible.

En la actualidad ya existen tanto los elementos (celdas solares que forman parte de suelos, techos y fachadas) como los conocimientos (construcciones diseñadas para aprovechar la luz solar y la regulación de la temperatura interior) para que esto se convierta en una realidad, y si se piensa en el ahorro económico que suponen y en cómo reducen el impacto ambiental, es prácticamente una batalla ganada.

Es por eso que la visión ya está puesta en el siguiente paso. Se trata de los llamados edificios de energía positiva. Como su nombre da a entender, este tipo de construcciones no solo no consume recursos de la red eléctrica porque son capaces de cubrir su demanda, sino que además producen un excedente que se puede aprovechar para otros usos o infraestructuras. Básicamente, producen más energía (renovable, además) de la que demandan.

Como en la fase anterior en la que se anhelaba el autoconsumo, se ha llegado a este formato a través de modificaciones en materiales e infraestructuras como el aislamiento, la medición de la radicación solar o la reducción de fugas en ventanas y puertas por poner algunos ejemplos.

Así lo ha demostrado un equipo formado por científicos brasileños de la Universidad Federal de Santa Catarina (USFC), la Universidade Federal do Rio Grande do Norte (UFRN) y el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais. En su estudio publicado en Solar Energy especifican cómo evaluaron el rendimiento de la energía solar en un edificio catalogado como de energía cero.

Instalaron un sistema con varios módulos que ocupaban parte de la azotea y de la fachada de dos edificaciones, un estacionamiento, tres módulos solares en el suelo, una marquesina para paradas de autobús y una estación de carga para vehículos eléctricos. El experimento ha sido monitoreado durante casi tres años desde el 2017 hasta el 2020 y se le han ido añadiendo módulos en el transcurso para optimizar la generación y el consumo energético aumentando periódicamente.

Con este sistema, y sin que todos los módulos estuvieran al 100% durante el periodo de la monitorización se logró generar un total de 260.841 kWh, pero se calcula que se podrían haber alcanzado los 360.8873kWh de haber estado óptimos todos los módulos todo el tiempo.

Como conclusión final solo el 2% de la energía del edificio fue consumida de la red eléctrica por los percances del sistema modular (perteneciendo este porcentaje al uso de un pequeño autobús eléctrico en el exterior y no al edificio en sí), pero teniendo en cuenta que era un período de ensayo, se podría decir que el experimento tuvo un éxito total. Esto demuestra que los sistemas de módulos solares pueden convertir los edificios urbanos en edificios de energía positiva con una adecuada gestión.

El equipo afirma que la metodología y el sistema que planearon se puede aplicar prácticamente a cualquier lugar, lo que evidencia que este siguiente paso de que los edificios sean generadores de energía, está bastante más cerca de lo que se podía pensar.