Un equipo internacional de científicos ha estudiado las consecuencias del deshielo temprano por el cambio climático durante los últimos cinco años. Este grupo que analiza las zonas de Alaska, Canadá, Groenlandia y Siberia ha determinado que el adelanto de la primavera podría comprometer la capacidad de la tundra para almacenar carbono.
En el estudio se estuvo midiendo el flujo de carbono en la tierra, de ahí se puede concluir acerca de cuanto dióxido de carbono (CO2) produce la tundra y a qué velocidad se emite desde la superficie. A través de la teledetección y los modelos a gran escala se ha demostrado el reverdecimiento del Ártico.
La tundra ártica es objeto de estudio pues se considera un sumidero de CO2, ya que la cantidad de carbono almacenada por las plantas que realizan la fotosíntesis en el verano es mayor cantidad que se pierde en la atmósfera.
El equipo de investigación está indagando sobre si el deshielo prematuro produce un aumento del almacenamiento total de CO2 debido a una temporada de crecimiento más larga. Si se llega a una conclusión acerca de este planteamiento se podrá concluir si el Ártico es un desaguadero de carbono.
Asimismo, la investigación descubrió que el crecimiento de las plantas y el almacenamiento de CO2 aumentan al principio del verano y a partir del mes de agosto disminuye. Ello podría indicar la posibilidad de que el deshielo temprano provoque que las plantas envejezcan y mueran antes. Por ese motivo, esta disminución de carbono puede estar obstaculizando la absorción genera del CO2 todo el verano y podría evidenciar el peligro que supondría para la tundra en su papel como sumidero.