Neuroderechos: privacidad mental y control del cerebro

El avance de las neurociencias y la tecnología se hace cada día más notorio, al igual que la manipulación de nuestro cerebro, por lo que muchos investigadores de Chile advierten que ya llegó el momento de debatir sobre su resguardo. Ante esta situación, un grupo interdisciplinario de expertos trabaja en una propuesta que convertiría a Chile en el primer país del mundo en levantar un marco ético y legal respecto a esta materia que abarca nuestros pensamientos, capacidades, personalidad y poder de decisión.

La posibilidad de mejorar las capacidades de algunos seres humanos, interviniendo sus cerebros, la privacidad mental expuesta al escrutinio de otros sin consentimiento, la manipulación de ideas y pensamientos, pero qué ocurriría si se va más allá, ¿qué pasa si mi cerebro es conectado a una máquina? ¿quién se hace responsable del actuar de ella? ¿Yo o la máquina? No estamos en presencia de una historia de ciencia ficción, simplemente estamos hablando y nos cuestionamos sobre un futuro que está palpable en nuestro presente.

El director del Departamento de Neurociencia e investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI), de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Pedro Maldonado indica que “la neurociencia en la última década ha traído muchos avances importantes que pueden empezar a afectar la manera en que nuestro cerebro es usado y compartido, y de eso estamos hablando cuando hablamos de neuroderechos”.

Pese a que se estima que el impacto de los neuroderechos será aproximadamente dentro de 10 o 20 años, no se puede esperar tanto tiempo para comenzar la discusión, ya que actualmente existen técnicas de imageonología que permiten muy crudamente tener una línea de pensamientos de un sujeto.

Lo que sugiere que uno en principio podría mirar la actividad del cerebro y predecir más o menos, en estos días con menos exactitud de lo que se podrá en el futuro, qué cosas está pensando la persona. De llegarse a sofisticar, lo que es cosa de tiempo, una persona podría estar expuesta a que todos sus pensamientos y privacidad mental esté expuesta al escrutinio de alguien, y es entonces cuando aparece la amenaza a la privacidad mental, en términos de que alguien puede saber lo que yo quiero y lo que pienso.

La capacidad que tiene la neurociencia, hoy en día, de intervenir el cerebro, es otro tema que aparece cuando hablamos de neuroderechos. “Es decir, yo puedo mejorar el cerebro, y puedo por lo tanto llegar a hacer cerebros que sean más capaces que otros, y eso puede generar inequidad en la población, con seres humanos potenciados, lo que crea todo un problema ético. Eso también es parte de esta discusión”, detalló Maldonado.

Fundadores en neuroderechos

Rafael Yuste, director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia y quien lidera el Proyecto BRAIN (Brain Reseaarch Through Advancing Innovative Neurotechnologies), iniciativa estadounidense que desde 2013 busca comprender el funcionamiento de las redes sinápticas de nuestro cerebro, firmó en 2017 junto a otros 25 destacados científicos un artículo en la Revista Nature titulado “Cuatro prioridades éticas para las neurotecnologías e Inteligencia Artificial”.

Impulsor en esta materia y convertido en vocero de una propuesta que busca definir los datos neuronales, basados en la actividad cerebral de cada individuo, Yuste busca darles protección legal e incorporar a la carta de derechos humanos cinco neuroderechos inalienables: la privacidad mental, la identidad personal, el libre albedrío, el acceso equitativo y la no discriminación en el acceso a las neurotecnologías.

“Hoy alrededor del mundo existen políticas de Inteligencia Artificial, y en esas políticas se establecen directrices para proteger los datos, pero no para proteger el derecho mental a que a uno le lean o no el cerebro. Esta propuesta, mucho más acotada, busca que Chile sea pionero en identificar los derechos de las personas en relación a nuevas tecnologías y el cerebro”, afirmó el profesor Maldonado, quien considera que el contexto local nos da ventaja para asomarnos como los primeros en realizar esta propuesta.