Los sistemas eléctricos en las catástrofes climáticas

Los desastres naturales no existen. Pero así denominamos a los eventos climáticos que tienen consecuencias desastrosas en una población y que son causa de un fenómeno meteorológico potenciado por el efecto del cambio climático, con consecuencias terribles en la vida de las personas por una mala planificación o desatención de la vida urbana.

Uno de los ejemplos más recientes del poder de la naturaleza alterada, fue el huracán Ida de categoría 4, que impactó el pasado mes de agosto en Estados Unidos y se convirtió en el segundo más dañino en el estado de Luisiana, solamente por detrás del Katrina en el 2005. Este fenómeno fue amplificado por las aguas inusualmente cálidas provenientes del golfo de México y dejó Nueva Orleans a oscuras destruyendo todas las líneas de transmisión de la ciudad.

Además de los incontables destrozos y pérdidas, una vez más ante un evento de estas características se evidencia la urgente necesidad de contar con una infraestructura energética fuerte y adaptada a los nuevos tiempos que evite los cortes energéticos que aumentan la magnitud de las consecuencias del desastre no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, ya que las infraestructuras actuales están obsoletas siendo acordes a las condiciones del pasado.

Otra de las consecuencias del cambio climático en esta zona son las olas de calor que están batiendo récords de temperatura. Ante el aumento de la demanda energética para combatir tal fenómeno, se cortó la electricidad en algunos sectores obligando a las empresas del suministro a realizar continuos apagones para evitar problemas mayores como ocurrió en Texas, cuando el apagón energético en plena ola de frío que congeló los pozos de gas natural y las líneas de recolección, dejando a la población sin electricidad ni calefacción. Para evitar los incendios en California como el Camp Fire, las eléctricas cortan el suministro en las temporadas de fuertes vientos.

Todos estos eventos son indicadores de que nuestras redes eléctricas no están en consonancia con los nuevos tiempos climáticos. Con estas medidas se crean picos de demanda, se provocan caos energéticos y las personas finalmente sufren las consecuencias. Estamos ante la necesidad de construir sistemas capaces de generar y distribuir la energía de forma moderna, robustos y conectados entre sí, que puedan mantener el suministro y las luces encendidas ante los eventos climáticos desastrosos que están por llegar, ya que es una cuestión de vida o muerte.

Las centrales eléctricas deberían contar con sistemas de climatización para que no se detengan y puedan trabajar con seguridad en condiciones extremas de calor o frío, y hay que modernizar las redes con sensores y softwares que eviten y se adelanten a los colapsos.

Las fuentes de electricidad deben ser más diversas y es necesario aumentar la capacidad del almacenamiento de energía para asegurarnos de que no se interrumpa la vida cotidiana ni las actividades industriales.

El alumbrado público también es vital para este tipo de eventos, ya que unas luminarias robustas y sin cableado pueden dar seguridad y apoyo a los ciudadanos como los de Nueva Orleans, evitando el corte total de luz aunque el suministro general se vea afectado. Las luminarias independientes de la red convencional alimentadas por energía solar, serían una buena solución como sistemas autónomos, capaces de abastecer una ciudad en tiempos de crisis.

En resumen, es importante contar con diferentes fuentes de energía creando sistemas resilientes ante diferentes crisis. El autoconsumo doméstico con un sistema de almacenamiento, puede dotar una casa de energía aunque la red general no esté funcionando y evita las sobrecargas en el sistema, así como los picos de demanda. Las luminarias independientes son el futuro del alumbrado público por su sostenibilidad, robustez y autonomía sin cables, disminuyendo la magnitud de un desastre como el huracán Ida o el Katrina. Existen multitud de medidas que nos urge implementar como sociedad para evitar los desastres que no son naturales y asegurar un marco de protección para las personas en ciudades y entornos inteligentes.