El papel de la iluminación en las smart cities

La iluminación urbana es uno de los pilares fundamentales en los que descansa el buen desarrollo y planificación de una ciudad inteligente. No solamente por el hecho de evitar el despilfarro energético e impulsar así el ahorro económico y la mejor gestión de los recursos reduciendo la contaminación, sino para mejorar la calidad de vida de todos los seres vivos que coexisten en las ciudades y pueblos.

La contaminación lumínica tiene muchísimos efectos adversos sobre la salud y el bienestar de las personas y diversos estudios han puesto en evidencia el mal uso que hacemos todavía de ella. En las ciudades, contar con un exceso de contaminación lumínica impide que multitud de partículas que se encuentran suspendidas en el aire, hagan sus procesos químicos mediante los cuales dejan de ser contaminantes por la necesidad de ausencia de luz para llevarlos a cabo. De esta forma, se impide la reducción natural de la contaminación del aire afectando por acumulación en algunas ocasiones, a los niveles de ozono después del amanecer, y por ende, a la química de la atmósfera de la Tierra.

El exceso de luz artificial que incide en las partículas y gases del ambiente produce una reflexión de la luz que afecta a los ciclos de muchos animales y plantas rompiendo importantes ciclos naturales de los entornos. También tiene repercusión en la calidad y profundidad del sueño de las personas afectando a los niveles de cansancio, nerviosismo, estrés y alteraciones en los estados de ánimo entre otras afectaciones. Por estos y más motivos, es necesario plantear soluciones para la iluminación urbana y el alumbrado público en un entorno citadino más saludable, sostenible y eficiente.

Bajo este paradigma no podemos conformarnos con normativas políticas y estándares de consumo y desde la industria tenemos mucho que hacer al respecto para ofrecer soluciones inteligentes. Los sistemas para iluminación urbana deben tener en cuenta elementos como la direccionalidad de la luz así como la temperatura de color de la misma que, según diferentes recomendaciones debería estar por debajo de los 3.000° K. Los equipos dotados de sensores de movimiento bien calibrados permiten hacer un uso de la energía más responsable ya que las luminarias se encienden cuando detectan la presencia de personas y permanecen apagadas el resto del tiempo. Así se respetan los intervalos necesarios de oscuridad para reducir la contaminación lumínica y los procesos naturales de limpieza del aire.

Por otro lado, es importante reducir el mantenimiento de los equipos favoreciendo que sean lo más autónomos y sostenibles como la serie de luminarias AIO que cuentan con un panel solar para capturar la energía que necesitan sin costo a la red eléctrica y no tienen ningún tipo de cableado que pueda obstaculizar su funcionamiento si hay una caída de la red convencional o un evento climático fuerte.

La visión de las nuevas ciudades debe ser ecocéntrica e implicar a las áreas de diseño y fabricación de equipos, arquitectura e ingeniería y el ámbito de la construcción especialmente para crear una sinergia de trabajo en sintonía. De esta forma a la hora de plantear un proyecto de iluminación urbana se tendrán en cuenta las variables de reducción de la contaminación en base a las innovaciones en el mercado con una visión multidisciplinaria, donde académicos, ingenieros, biólogos, psicólogos y todo tipo de expertos involucrados puedan crear verdaderas ciudades inteligentes y marcos políticos adecuados a estas necesidades.

Un ejemplo de ello es la Ley General del Equilibrio Ecológico y  Protección al Ambiente de México, donde ya se contemplan disposiciones para temas de prevención, reducción y control de este tipo de contaminación. Sin duda un primer paso para incorporar modelos más innovadores y saludables en relación al consumo y uso de la luz desde la agenda pública. El siguiente nivel será incorporar paquetes de medidas aplicables a las infraestructuras disponibles y la normativización de las nuevas, para estandarizar la salud en el ámbito de la iluminación.