Chile invierte en liderar el mercado del hidrógeno verde

Chile es uno de los países latinoamericanos que más está impulsando el desarrollo y la incorporación del hidrógeno verde como combustible del futuro, convirtiéndolo ya en el del presente. Los sectores empresarial, político y social están en consonancia con el desarrollo de infraestructuras e invirtiendo en este sector de la energía verde para transformar el país y el modelo energético establecido.

El Ministerio de Energía ha lanzado un programa transformador con las metas puestas en el 2050 para impulsar el desarrollo energético que sustituirá los combustibles fósiles por una energía más abundante, sostenible y duradera. La apuesta política está enfocada en poner al país en la vanguardia del hidrógeno verde aprovechando sus privilegiadas condiciones de sol en casi todo el territorio y sus vientos permanentes de la región de Magallanes.

Uno de los principales inconvenientes en la explotación de este prometedor gas es el costo que supone generarlo y la falta de investigación y desarrollo. Por ello, el ministro de energía del país sudamericano estableció un fondo de US$ 50 millones para enfrentar este obstáculo. Es uno de los primeros países en tomar una decisión así alegando que el problema es que el costo de obtención es alto porque no ha aumentado la producción y por ende, nadie escala dicha producción, por lo que sin inversión es imposible avanzar en términos significativos.

Según sus predicciones, en los próximos años esta industria podría generar más de US$ 200.000 millones en inversión y alrededor de 100.000 puestos de trabajo, lo que sería beneficioso para la economía y el empleo en estos tiempos de recesión por la pandemia del Covid-19. En este escenario, han establecido dos objetivos principales que pasan por ser en el 2030 el país que más barato produce hidrógeno verde y en el 2050, ser uno de los tres principales exportadores del codiciado gas para fines energéticos.

Chile es un buen ejemplo de adaptación a la nueva normalidad y parece ser consciente de que en estos tiempos de cambio la inversión en los sectores de desarrollo y transformación energética son un pilar esencial para salir de la crisis con calidad de vida tanto en el espectro socioambiental como en el económico, ya que el principal recurso hasta ahora para el país es el litio. Sin embargo, aunque las autoridades del gobierno afirman que seguirán manteniendo este mercado, la visión general del país y sus movimientos van hacia unos objetivos más sustentables e innovadores.

Sin duda estar a la cabeza de la producción mundial de hidrógeno verde es un objetivo ambicioso, pero finalmente es el camino hacia el cual deben ir también el resto de países por lo que aquellos que ya comiencen su transformación tendrán un posicionamiento importante en la nueva economía, así como ventajas y privilegios sociales como resultado de dichas inversiones.

Además, se abren nichos de negocio muy interesantes con apoyos gubernamentales que van a permitir la inversión extranjera, por un lado, y el apoyo a las empresas nacionales e internacionales por parte del gobierno. Analizado desde el punto de vista de la globalización, tal vez sea un buen momento para establecer sinergias económicas con empresas de varios países de manera que se pueda trabajar ampliamente el concepto de Smartcity adaptado a cada región, país y territorio.

Esto será posible a medida que avancen las políticas de los bonos verdes y los fondos internacionales para proyectos de tal magnitud.