El futuro de los aviones eléctricos

La transformación energética está alcanzando ritmos vertiginosos y constantemente aparecen en los medios innovaciones en el ámbito del transporte sostenible, edificios y tecnologías más eficientes e industrias alimentadas completamente por energía limpia. Uno de los factores clave para el desarrollo de este tipo de sistemas que está transformando la vida de las personas y el impacto en los ecosistemas, es el almacenamiento de energía. Innovar en este nicho es primordial si la pretensión es escalar de nivel el uso de las energías limpias y sustituir la industria de los combustibles fósiles hasta convertirlos en prescindibles.

En la actualidad, ya se cuenta con vehículos totalmente dependientes de las energías renovables y la electricidad augurando un futuro sostenible para una de las principales industrias consumidoras de petróleo: el transporte. Los coches, los camiones y el transporte público llevan la delantera en el uso de electricidad para funcionar, pero la ambición de esta industria está llegando al transporte aéreo. De hecho, ya hay algunos modelos que recorren distancias cortas y prototipos de aviones eléctricos que llegan un poco más lejos.

Para que este mercado siga creciendo es importante asumir el reto de almacenar una cantidad de energía suficiente acorde con un peso moderado para llevar a bordo de las aeronaves. En este momento el combustible resulta más eficiente en la relación entre el peso, la distancia recorrida y la potencia requerida que las baterías de litio de última generación, siendo sistemas muy pesados todavía para los aviones.

El problema del peso se da tanto para aviones como para vehículos pesados (camiones de carga) y es lo que de momento está frenando la conversión de las flotas de tráileres a su versión menos contaminante. Primero habrá que abaratar los costes de las baterías además de aumentar su capacidad de carga, evento que está previsto para la década de 2020. No obstante, otro de los principales problemas para la aviación es el momento de despegue y aterrizaje ya que es cuando más energía o combustible se consume.

Pero la realidad más cercana a los aviones de pasajeros eléctricos ya está en el mercado. La compañía Airbus ha lanzado tres prototipos que funcionan con hidrógeno. La empresa plantea una flota de aviones cero emisiones que podría estar funcionando a partir del 2035.

Respecto a las baterías uno de los objetivos de las investigaciones para optimizarlas consiste en aumentar su capacidad hasta un 50% en el mismo volumen, lo que permitiría que algunos modelos aéreos de movilidad con pasajeros ya puedan realizar trayectos de corta o media distancia.

Otro reto que plantea el transporte aéreo es el de calentamiento. Las baterías generan mucho calor al momento de despegar, siendo esta cantidad mucho mayor a la del transporte eléctrico terrestre, acortando la vida de la batería considerablemente. Por tanto, el sistema de refrigeración para estos equipos debe ser también innovador.

Es una realidad que en los próximos 10 años se producirán increíbles avances que van a mejorar el transporte en las Smartcities y la movilidad en general en un formato más sostenible, más óptimo y más rápido entre ciudades y continentes.