Qué es la energía fotovoltaica y por qué es la más importante

El uso de la luz solar como elemento para producir energía viene intrínseco en la naturaleza de la vida en nuestro planeta. La radiación solar está involucrada en el proceso vital de las plantas conocido como fotosíntesis (gracias al cual se puede desarrollar la vida en la tierra), en el origen de los vientos y mareas y paradójicamente tiene influencia hasta en los combustibles fósiles tan perjudiciales en su actual uso en la lucha contra el cambio climático.

En origen, la tecnología fotovoltaica en el ámbito energético se empezó a utilizar en la industria espacial para alimentar a los satélites hasta los años 50, momento en el que comenzó el desarrollo de la industria solar para su uso en la tierra como fuente de energía.

En la actualidad, los seres humanos han sabido aprovechar esta fuente de energía inagotable gracias al efecto fotovoltaico. Este efecto se produce cuando se capta la energía solar a partir de las distintas células solares que existen (ya sea en forma de teja, panel, ventana o cualquier elemento receptor). Cuando la radiación incide en la superficie receptora se genera una diferencia de potencial eléctrico que provoca que los electrones salten de un lugar a otro produciendo corriente eléctrica.

La capacidad de la energía fotovoltaica crece de media un 24% al año (superando el crecimiento medio de las demás industrias energéticas) y está teniendo tanto éxito por varias razones, pero especialmente porque es 100% limpia. Esto quiere decir, que no emite ningún tipo de contaminación tanto para la tierra (no genera residuos y su índice de reciclaje está por encima del 95%) como para las personas, ya que no genera ruidos ni contaminantes perjudiciales que puedan ir en detrimento de la salud.

Solo en el 2019 gracias al uso de este tipo de energía se evitó que acabaran en la atmósfera terrestre cerca de 400 millones de toneladas de CO2, y se estima que para la década de 2050 la cuarta parte de la energía de todo el mundo proceda del sol.

Las energías renovables en general y la fotovoltaica y eólica en particular están provocando importantes impulsos para el desarrollo rural en todo el mundo. Gracias a la instalación de parques eólicos en España se están recuperando del abandono muchos pueblos que ya casi estaban por desaparecer, y en Latinoamérica la energía solar dota de electricidad a campesinos y comunidades rurales estimulando sus cultivos y mejorando la calidad de vida en sus casas, todo ello sin generar contaminación. Además, permite que los jóvenes tengan acceso a internet y, por ende, a educación.

La innovación en el ámbito de la energía solar supone también el avance de tecnologías paralelas en cuanto a renovables mediante tecnologías de hibridación que permiten aprovechar varias fuentes renovables a la vez. Los sistemas híbridos cubren las carencias que tienen los sistemas individuales. Por ejemplo, cuando en la noche un sistema fotovoltaico no puede captar mucha energía, se puede complementar si las condiciones climáticas son aptas con un sistema eólico que genere energía en esos momentos.

Esto viene impulsado especialmente por el blockchain, el big data y el internet de las cosas (IOT) que garantizar de forma transparente de donde viene la energía que consume una persona (si es renovable o no) y permiten monitorear en tiempo real el rendimiento y las prestaciones de una instalación. Esta digitalización identifica patrones de funcionamiento adelantándose a las posibles incidencias en las instalaciones y en la red, y mediante patrones de funcionamiento predice las necesidades de energía para cada momento optimizando el uso de la misma evitando el despilfarro.

El creciente vertiginoso desarrollo de las baterías como fuente de abastecimiento y su costo reducido a la mitad en los dos últimos años está ganando terreno en países importadores de gas natural. Y es que muchas instalaciones llevan ya asociadas grupos de almacenamiento basados en estos dispositivos que cada vez son más eficientes, sostenibles y seguros como es el caso de las baterías LiFePO4. La innovación en los sistemas de almacenamiento va de la mano del desarrollo de la industria energética sostenible.

En este momento de la historia de la humanidad, por primera vez desde el desarrollo del mundo moderno la sostenibilidad y la seguridad de las personas se han posicionado por encima de las necesidades del mercado de continuo crecimiento. Aun así, las energías renovables y en especial la energía fotovoltaica, tienen unos precios más competitivos que muchos combustibles fósiles que siguen en activo. Esta es una de las señales clave que indican su inminente detrimento y su tendencia a ser sustituidos ya que dependen totalmente de la rentabilidad económica y han quedado obsoletos en un mundo cada vez más sustentable.