Negro, azul y verde. Los tipos de hidrógeno que debes conocer

No es ningún misterio el auge del hidrógeno en el terreno de las energías renovables, especialmente si hablamos del combustible. El hidrógeno se está posicionando como una de las mejores (por no decir la mejor) alternativas a los combustibles fósiles y en general a las energías no renovables que trajeron la actual crisis climática. Hay que recordar que este elemento químico es con diferencia el más abundante en nuestro entorno natural, y que es una energía limpia que solamente emite vapor de agua sin dejar residuos en el aire.

Por ello, las investigaciones en este campo son tan importantes ya que la estandarización de su uso podría implicar la desaparición de las emisiones que provocan los combustibles.

El hidrógeno se categoriza en tres tipos según su forma de obtención, ya que aunque es el elemento que más abunda en nuestro planeta no es posible encontrarlo en forma de molécula en un yacimiento, siendo las principales fuentes de obtención el agua y los combustibles fósiles.

En primer lugar, encontramos el hidrógeno azul. Este es el más abundante y tiene su origen en el gas natural. Cuando en el proceso de extracción se evita la liberación de CO2 a la superficie, se suprime el costo ambiental y no contribuye al cambio climático. Aunque tiene un costo algo más elevado que producirlo con una carga de carbón, ya se están afinando los procesos para lograrlo poniendo como prioridad los costos ambientales a los costos económicos hasta hallar un equilibrio entre ambos, gracias a un pensamiento más enfocado al espectro de las ciudades inteligentes o Smart Cities.

El hidrógeno verde es el que proviene en origen de fuentes totalmente renovables y limpias, como por ejemplo la que se obtiene de los sistemas de energía fotovoltaicos o los parques eólicos que aprovechan el viento. También se puede obtener del agua utilizando un electrolizador, que extrae el hidrógeno del líquido generando un proceso únicamente de vapor sin utilizar la combustión. Normalmente este tipo de energía es utilizada para alimentar maquinaria.

El hidrógeno negro, también denominado gris o marrón, es el que más huella de carbono genera ya que se extrae de combustibles no renovables como el petróleo o el carbón. Su nomenclatura ya indica que es el menos sostenible y que su producción implica parte del daño ambiental provocado por los sistemas energéticos.

En términos generales, el hidrógeno ya tiene importantes usos en multitud de aplicaciones desde la composición de materias primas como los fertilizantes, hasta combustible para maquinarias o trenes. Habiendo ya un mercado bastante importante de este elemento químico es necesario ir avanzando en la obtención del hidrógeno verde.

Entre sus principales ventajas encontramos que puede almacenar y distribuir la energía y utilizarse para crear materias primas o productos químicos con un reducido impacto ambiental. También se utiliza sustituyendo al gas tanto en el plano industrial como en el urbano y en celdas de combustible para transportes entre otras utilidades.

Según diferentes estudios se estima que mediante este elemento se podrá obtener una cantidad muy superior a la demanda energética de la red convencional, limpia, y barata. Por estos motivos, la Unión Europea ya ha incluido el hidrógeno verde y el azul para el plan de limpiar el continente en el 2050 sustituyendo con el las energías no renovables iniciando con inversiones al sector, propuestas y metas políticas ya en el 2020 con el objetivo de que en el 2030 ya sea competitivo con las energías contaminantes.