LED: Una retrospectiva de un cambio de paradigma y de un futuro prometedor

En la historia ha habido una serie de inventos e innovaciones tecnológicas que han marcado a la humanidad en dimensiones superiores al resto. Una de estas revoluciones se ha dado de manera silenciosa durante los últimos 12 años y que aún continúa avanzando su camino: La iluminación LED.

Es de todo el mundo sabido que este tipo de tecnología necesita muy poca cantidad de energía para iluminar, teniendo un ahorro de energía en estos momentos aproximado del 80% sobre las tecnologías tradicionales. Pese a que estos niveles de rendimiento eran menores en la génesis de los leds, se puede uno imaginar fácilmente la contribución que ha hecho esta tecnología a un mundo más sostenible y mejor.

El proceso de sustitución de las lámparas de todo el mundo sigue en marcha y sabemos que durante esta década se culminará. Esto quiere decir que desde ahora y de cara al futuro, un mínimo del 80% de la energía que usamos para la iluminación, la cual ocupa un lugar nada desdeñable dentro de los consumos de energía mundiales, será ahorrado y no será consumido. Hablamos de un 80% de energía que no se necesita generar para este uso o que se pueden utilizar para otros fines.

La revolución que esto supone para una población mundial cada vez más demandante de energía no tiene parangón. Además habría que añadir el ahorro de los municipios, industrias y consumidores finales, pudiendo destinar estos recursos a otro tipo de áreas, como por ejemplo, áreas sociales o de la salud a nivel de gastos municipal.

Y el análisis no puede acabar aquí: La vida útil de los equipos es mucho mayor, por lo que el consumo de energía destinado para la fabricación de nuevos equipos será menor, y también la basura generada tras su sustitución. En último lugar, y no por ello menos importante, los elementos más contaminantes se han reducido a 0, especialmente si los comparamos con las tecnologías imperantes en las últimas décadas, i.e. mercurio y vapor de sodio.

Sumando todos estos factores podemos llegar a una conclusión rotunda: El led ha sido uno de los elementos que más han contribuido durante las últimas décadas a la reducción del impacto ambiental y la mejora de nuestro planeta. Todo esto lógicamente se traduce en un mayor bienestar para todos los habitantes de este planeta, incluyendo por supuesto a los humanos.

Sin embargo esta tecnología no está estancada. Tras la iluminación led básica, se han añadido tecnologías complementarias como sensores y módulos de comunicación que permiten tener multiplicar a gran escala su influencia. Y el siguiente paso viene de la mano de la tecnología fotovoltaica:

Gracias a los avances en la generación de energía a través de la fotovoltaica y en almacenamiento de energía, se está consiguiendo iluminar espacios públicos y privados a través de la energía solar, un recurso inagotable que no genera huella de carbono ni necesita instalaciones de estructuras eléctricas que además es más barata que ninguna energía.

Este nuevo avance en iluminación va a permitir que sigamos avanzando dentro del camino de la sostenibilidad, llevar la iluminación a cualquier rincón del mundo donde brille el sol y por último seguir ahorrando en costes públicos para poder invertirlos en mejorar nuestra calidad de vida.

La iluminación fotovoltaica viene para quedarse. Y en este momento es difícil no preguntarse a uno mismo: ¿Cuál será el siguiente avance en este campo?