Pantallas imprimibles y piel sintética. Así es la tecnología flexible

La flexibilidad se ha vuelto un valor indispensable para la industria tecnológica a la hora de fabricar productos más económicos, así como más duraderos y resistentes. Un ejemplo claro de esto lo encontramos en el ámbito de las pantallas. Tabletas, computadoras y sobre todo teléfonos móviles, no gozan todavía de una especial resistencia en sus pantallas táctiles lo que reduce muchas veces su ciclo de vida, pues el cambio de estos elementos a menudo no compensa por el precio del aparato. Pero una nueva tecnología lleva tiempo avanzando en esta dirección.

Ya no son una novedad las aplicaciones de nanocables de óxido de zinc para la fabricación de “pieles sintéticas” para robots o los usos del grafeno en pantallas táctiles, células solares fotovoltaicas o dispositivos electrónicos, para otorgarles mayor elasticidad en el caso de las pantallas o mejorar la conductividad en los paneles solares. Un estudio publicado recientemente por investigadores de la UNSW, la Universidad de Monash y el Centro de Excelencia ARC en Tecnologías Electrónicas Futuras de Baja Energía (FLEET), da a conocer la creación de unas pantallas táctiles tan delgadas y flexibles que se pueden imprimir casi como papel y podrían fabricarse con un proceso de rollo a rollo, resultando 100 veces más finas que los materiales para las pantallas táctiles actuales.

El equipo dirigido por el Dr. Torben Daeneke ha conseguido reducir una película delgada común de una pantalla táctil de smartphone de 3D a 2D con una técnica de impresión de metal líquido. Daeneke, expuso en su artículo que las pantallas táctiles de casi todos los teléfonos inteligentes están hechas de óxido de indio y estaño, material muy conductor pero como todos hemos podido comprobar alguna vez, también muy frágil. Para solventar este problema, han trabajado con este material en pro de hacerlo más resistente a través de favorecer su flexibilidad creando una versión mucho más delgada y flexible.

También resultaría más barato de fabricar, ya que según el director del estudio no requiere un equipo costoso y los materiales “se pueden comprar en una ferretería.” Además es más rápido de producir y haría menor consumo de batería por su cualidad de transparencia, ahorrando hasta un 10%. Estas nano-hojas 2D gozan de una idéntica composición química que las convencionales, solo que al calentar la aleación de indio y estaño a 200oC se vuelve líquida, lo que permite que después se pueda enrollar en una superficie para impresión de láminas nanodelgadas de óxido de indio y estaño, dotándola de una estructura cristalina distinta con nuevas propiedades totalmente flexible, conductor y transparente.

Pero la flexibilidad es importante para muchos campos de la tecnología. Investigadores de Dresden, Chemnitz y Osaka están desarrollando un sistema pionero de sensores magnéticos de matriz activa basados en transistores orgánicos de película delgada integrados en una sola plataforma, para la creación de una piel sintética con microchips integrados, similar en funciones a la piel humana.

El Prof. Dr. Oliver G. Schmidt, Director del Instituto Leibniz para la Investigación de Materiales y Estado Sólido Dresden y el Dr. Daniil Karnaushenko, han asegurado que la clave para el futuro de los implantes y las prótesis por ejemplo, está íntimamente ligado a la naturaleza flexible de los dispositivos y que el siguiente paso será aumentar el número de sensores por área para poder cubrir superficies  más grandes con piel electrónica, pues ya han conseguido demostrar que estos sensores pueden integrarse dentro de circuitos complejos orgánicos y funcionar en superficies suaves y elásticas.