España ha pedido formalmente a la Comisión Europea que excluya el hidrógeno producido con energía fósil de sus objetivos de energías renovables. Los países que se han sumado a esta iniciativa han sido: Alemania, Austria, Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo y Portugal.
En el escrito remitida al vicepresidente para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, y la comisaria de Energía, Kadri Simson, se les pide que tanto el uso de hidrógeno bajo en carbono y de combustibles bajos en carbono no deberían promocionarse en una directiva para las energías renovables y, menos aún, contabilizarse como objetivos para 2030.
Los ministros de Energía firmantes subrayaron que la electricidad renovable y el hidrógeno serán los principales motores de la descarbonización, ya que la capacidad adicional de energía renovable puede instalarse en plazos «cortos» y costes comparativamente «competitivos». Sin embargo, señalaron que la descarbonización en el sector de la industria y el transporte en los distintos Estados aún no están suficientemente avanzados, por lo que la capacidad de energía renovable no sustituirá a otras formas de energía de baja en carbono, sino que desplazará a la energía fósil en estos sectores.
La carta de la Comisión pretende demostrar que un objetivo jurídicamente vinculante de energías renovables para 2030 se ajusta al Tratado de la UE. El bloque de siete naciones se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para 2030 en comparación con los niveles de 1990, ya aumentar la cuota de renovables en su consumo de energía hasta el 27%. En abril de 2018, el Consejo Europeo demostró este objetivo como parte de la estrategia climática global de la UE, pero Suecia y Finlandia han dicho que no podrán alcanzarlo si se incluye el hidrógeno como fuente de energía de baja en carbono.