Retos y desafíos de la sostenibilidad de la energía eólica

Uno de los mayores retos que enfrentan todas las energías renovables es su capacidad para integrarse en la economía circular y para reciclar sus componentes una vez que su vida útil llega a su fin. Así se presenta el panorama para la energía eólica que para el 2023 solo en Europa se estima que se van a desmantelar unas 14.000 palas de aerogeneradores. Estas corresponden a la primera generación de dichos dispositivos, los cuales van a sustituirse por sistemas y motores más modernos y eficientes.

Si bien es cierto que de cada turbina eólica se puede reciclar actualmente entre el 85% y el 90% del total de su masa, las palas no entran dentro de este cálculo. En la actualidad se fabrican con resina termoendurecible y otros polímeros que dan lugar a lo que llaman composites consiguiendo hojas cada vez más largas y duraderas. Pero su reutilización o reciclaje es bastante complejo. Son materiales sintéticos con unas propiedades mecánicas parecidas a las de los metales, pero con poco peso, y es por ello que se utilizan en muchos sectores como el aeronáutico o el ámbito de las energías renovables.

La asociación europea de la industria eólica WindEurope junto con el Consejo Europeo de la Industria Química (Cefic) y la Asociación Europea de la Industria de materiales Compuestos (EuCIA), publicaron este año un informe con las metodologías de reciclaje de aspas eólicas que existen hasta el momento. El informe declara que, aunque son varias las tecnologías de reciclaje existentes, no hay muchas que sean económicamente sostenibles o no están a escala industrial como para reciclar grandes cantidades por el momento.

Estos colectivos abogan por una concienciación previa a la fabricación de los dispositivos para que estos sean pensados en una combinación de diseño, mantenimiento y tecnología adecuadas para su recuperación una vez dejan de ser útiles en su trabajo inicial, comprendiendo el impacto ambiental que generan cuando termina dicha fase.

La solución más recurrente para el reciclaje de las palas pasa por su conversión en cemento, y la parte orgánica es utilizada como combustible en lugar de utilizar carbón. Esto permite reducir bastante la cantidad generada de CO2 en la fabricación de cemento, pero las asociaciones europeas plantean alternativas para investigar otras vías ya que, aunque se pueden procesar grandes cantidades de material la técnica no está operativa en todos los territorios y muchas de las aspas eólicas acaban sin más como deshecho.

El objetivo común de estos procesos es lograr obtener buenos materiales de alto rendimiento a partir del composite reciclado. Pero investigadores del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) del Departamento de Energía de Estados Unidos está fabricando un polímero que podría ser revolucionario para el sector eólico.

Se trata de un nuevo material para fabricar aspas de aerogeneradores que permite además de reciclar los elementos, disminuir hasta un 40% los costos de mano de obra, y obtener unas palas de mayor longitud y ligereza. Se trata de la resina termoplástica. Una vez que la vida útil del aspa llega a su fin, esta resina a diferencia de la termoendurecible se puede volver a fundir recuperando el polímero en su estado primario, permitiendo su reutilización.

El equipo de investigadores ya ha demostrado la viabilidad de la resina termoplástica con la fabricación de hojas de 13 metros y comparándola con una pala termoestable muy similar. El estudio del nuevo material fue publicado en la revista Renewable Energy por el equipo del NREL formado por Robynne Murray, Ryan Beach, David Barnes, David Snowberg, Samantha Rooney, Mike Jenks, Bill Gage, Troy Boro, Sara Wallen y Scott Hughes con Derek Berry como coautor.