Agricultura de carbono. Otra tendencia contra el cambio climático

Los bonos de carbono también llamados créditos de emisión, conforman uno de los mecanismos internacionales establecidos en el protocolo de Kioto para reducir las emisiones capturando Co2 de la atmósfera. Esta práctica llevada a cabo utilizando la capacidad del suelo está abriendo todo un mundo de posibilidades e ingeniosas técnicas que están dando bastante de qué hablar.

Son muchas las empresas que se están sumando a estas iniciativas de ámbitos muy distintos, como Microsoft, Kellogg o Shell, que invitan a sus proveedores o subvencionan grupos agrícolas para que exploten estas prácticas sin que las corporaciones tengan que reducir sus emisiones. Es lo que se llama políticas de compensación. Pero independientemente de las jugadas de las multinacionales, la agricultura del carbono se está convirtiendo en tendencia.

Es apoyada por diversos grupos del ámbito ecologista porque además cuenta con el factor humano de apoyar a las granjas familiares, al mismo tiempo que contribuye a la disminución del Co2 en el aire creando nuevos mercados. En este sentido todos los esfuerzos son pocos teniendo en cuenta que lo ideal sería eliminar 10.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono por año para cumplir con los estándares de contención del cambio climático.

Las aplicaciones del uso del carbono como materia prima están evolucionando a pasos agigantados, y ya es posible ver como estas actividades contribuyen a la economía circular y a la detención de la subida de las temperaturas. La industria textil podría verse revolucionada por el proyecto Production Dreams de la Universidad Técnica de Berlín, donde crearon un elastómero a partir de dióxido de carbono, disminuyendo la cantidad de petróleo utilizado en este material.

Igual ocurre con combustibles, usos para el cultivo de microalgas (que ya se contemplan como alimento para el futuro a corto plazo), procesos de la industria alimenticia o aplicaciones farmacéuticas y cosméticas. Este terreno está todavía por explorar, pero las innovaciones que experimenta de forma constante podrían ser clave para la estabilización de la temperatura planetaria.

Es importante tener en cuenta que las técnicas para eliminar carbono deben funcionar, y sus mediciones tienen que ser adecuadas para no invertir de forma contraproducente. Muchos de estos mecanismos son altamente novedosos y todavía no cuentan con un sistema de evaluación que determine realmente el impacto que tienen sobre la reducción de emisiones.  Es necesario medir los efectos minuciosamente ya que, si las emisiones reales continúan aumentando, las temperaturas van a seguir subiendo y ecológicamente estamos cerca de un punto de no retorno.

Dicha filosofía es aplicable a todos los sectores empresariales. A la hora de elegir con qué materiales trabajar o qué tipo de componentes utilizar es necesario tomar en cuenta la huella de carbono de los distintos productos, su procedencia y cuál es el impacto de trabajar con unos u otros. La responsabilidad de revertir el cambio climático no es solo de los gobiernos, es de todos como individuos, como sociedad y como industria, y no se puede evadir justificando ningún criterio económico.

En NextCity Labs tomamos muy en serio esta responsabilidad corporativa y evaluamos todos los aspectos de sostenibilidad para ser fieles a la filosofía de las Smart Cities.