La IA está transformando América Latina

La cuarta revolución industrial tiene como protagonistas la inteligencia artificial (IA) y la revolución verde hacia modelos de energías renovables, que han pasado de alternativas a protagonistas. Latinoamérica esta dando un buen ejemplo con inversiones verdes y otros múltiples impulsos a la nueva realidad para no solo revertir los efectos del cambio climático, sino conseguir mejorar la calidad de vida de muchas personas.

Los sectores más avanzados en lo que a IA se refiere en el continente, tienen que ver con el tratamiento de datos, las finanzas y las telecomunicaciones. Pero obviamente el resto de industrias se están contagiando de los avances en estos ámbitos. Los dos grandes actores en el desarrollo de la IA son sin duda China y Estados Unidos, país que extiende su influencia tecnológica en especial de sus gigantes como Amazon, Google o Microsoft sobre América Latina. Las tecnologías desarrolladas en Estados Unidos especialmente son el patrón que se utiliza como referente en el resto de países americanos.

De esta forma el país del norte establece los marcos que el resto de países han de utilizar en la implantación de nuevas tecnologías y se perpetúa en el espectro tecnológico con sus productos. Prueba de ello es lo que ocurre con los sistemas de bases de datos, los sistemas operativos que se han globalizado u otros sistemas de gestión

Otro factor interesante que augura el crecimiento tecnológico de los países latinos es la democratización de la tecnología. Los costes iniciales de entrada a la tecnología son una barrera que prácticamente ya no existe. El acceso a las infraestructuras tecnológicas es prácticamente igual para grandes empresas que para emprendedores y Start-ups, lo que agiliza poder implementar tecnología en un negocio ya existente o crear nuevas pymes basadas en este modelo, quedando superada la barrera del acceso a tecnología y rompiendo en gran parte con la brecha tecnológica.

La que parece que cuesta más de superar y no solo en América Latina sino en todo el mundo, es la búsqueda de talentos. En Sudamérica la mayoría de las grandes corporaciones y organizaciones han hecho alianzas con las escuelas superiores de educación pública creando ecosistemas de talento para resolver los desafíos tecnológicos. Así generan una simbiosis que es retroalimentada entre trabajo y academia muy favorable en el espectro tecnológico. Por un lado, permite la adecuación de los estudiantes a los requerimientos y especializaciones demandados en la región, y por otro las empresas se actualizan constantemente gracias a la circulación de investigadores y estudiantes.

Desgraciadamente no en todas partes del mundo es así. El acceso a la educación superior en muchos países en vías de desarrollo es en ocasiones limitado por factores económicos o por situaciones geográficas complejas y falta de infraestructura, como es el caso de muchos países africanos. Por otro lado, en otros entornos como el estadounidense el acceso a buena formación habitualmente resulta elitista frenando la explotación del talento, lo que va en detrimento de la economía, de la evolución tecnológica e industrial y por supuesto, de unos estándares de calidad de vida óptimos.

La repercusión de la adopción generalizada de tecnología e IA en una sociedad es mayor de lo que parece. Cambian los modelos de negocio, surgen nuevas formas de relacionarse con los usuarios y aparecen multitud de mejoras sociales. La inclusión financiera por ejemplo o la mejora de la atención sanitaria pueden ser devenidos del uso extendido de la inteligencia artificial por su capacidad para escalar y personalizar soluciones.

Y aunque los países latinoamericanos todavía tienen que enfrentar importantes desafíos como la estandarización de talentos, la generalización de buenas prácticas, canales de inversión o cambios gubernamentales con políticas favorecedoras, no cabe duda de que es el continente que lo tiene todo. Una población joven que se está preparando cada vez mejor, recursos naturales y conciencia de explotación.