Las diversas fuentes de energía renovable están copando los mercados energéticos para hacerse de la primera posición. Sin duda, la energía solar es de momento la mejor candidata para establecerse como la sustituta en la red eléctrica en multitud de países y cada vez son más las opciones de autoconsumo y sustentabilidad que ofrece la energía procedente del sol. Pero obviamente no es la única en el mercado y existe una feroz competencia favorecida por múltiples factores como los distintos tipos de clima o la geografía de cada lugar.
En este artículo se exponen algunas de las diferencias, claves y características más significativas entre la energía hidráulica y la energía fotovoltaica.
La energía hidráulica también denominada energía hidroeléctrica o hídrica, proviene de las energías cinéticas y de la potencia de las corrientes y saltos de agua. Se obtiene del aprovechamiento de la energía que genera la fuerza y el movimiento del agua y se puede transformar en diferentes tipos de escalas, por lo que resulta bastante dinámica.
En tiempos pasados este tipo de energía se utilizaba para mover ruedas de molino o batanes que se usaban para moler cereales o para distribuir el agua a diferentes zonas. Pero en la actualidad, la aplicación más destacada de la energía hidráulica se da en las centrales hidroeléctricas. Por este motivo, es una energía que en principio no se puede aprovechar a escala individual en la inmensa mayoría de los hogares, aunque es cierto que a día de hoy existe tecnología que permite la microgeneración.
Muchos asentamientos urbanos de pequeña escala han creado sus propias instalaciones minihidráulicas, generando energía suficiente para abastecer cabañas, refugios o pequeños hoteles rurales aislados que, gracias a esta alternativa pueden disponer de suministro eléctrico las 24 horas del día durante todo el año.
Estas instalaciones pueden cubrir sobradamente la demanda para alimentar diferentes equipos electrodomésticos, aire acondicionado, radiadores y todo lo que se necesita para las comodidades básicas de un emplazamiento urbano o rural.
Pero las condiciones para tener una instalación de este tipo no son cualquier cosa. Es preciso que el emplazamiento que se pretende abastecer se encuentre cerca de un torrente de agua. Entre sus principales ventajas podemos encontrar que se puede usar a voluntad cuando hay acumulación de agua, que es escalable en el momento de construir el sistema y que es considerablemente económica.
Sin embargo, en inicio si necesita una buena inversión y es dependiente de las precipitaciones y condiciones climatológicas. Además, su construcción de inicio tiene un impacto ambiental considerable y es un tanto complicado ampliar una instalación que ya esté en funcionamiento.
Para aprovechar un sistema de energía fotovoltaica, se necesitan varios paneles solares que dotarán al emplazamiento de agua caliente o electricidad a través de un generador normalmente o de una turbina en su defecto, además de que estaremos generando electricidad. Complementar la instalación con baterías fotovoltaicas de alto rendimiento permite reducir la dependencia de la red convencional hasta en un 95% si es que no se logra en su totalidad.
Las instalaciones solares son más versátiles y cuentan con un aprovechamiento más diversificado según del tipo de instalación del que se disponga. Esto es porque si la instalación contiene placas térmicas, serán más útiles para calentar agua y para alimentar un sistema de calefacción de cualquier tipo. Por otro lado, si los paneles son fotovoltaicos se genera directamente electricidad que se puede utilizar para cualquier requerimiento del hogar.
Entre sus múltiples ventajas cabe destacar además de que es una energía limpia, que la fuente de su alimentación es inagotable a la vez que muy económica ya que el recurso viene de los rayos solares, y que además es fácilmente escalable ya que podemos instalar la cantidad de paneles fotovoltaicos que queramos pudiendo ampliar la instalación en cualquier momento.
En definitiva, hay muchas fuentes de energía limpia que están sustituyendo poco a poco a la red convencional o a las fuentes contaminantes de energía, favoreciendo el crecimiento de las Smart Cities en sus múltiples conceptos. Pero es conveniente evaluar la huella de carbono, la hídrica, la evolución y las tendencias de crecimiento, de expansión y tecnológicas antes de elegir el sistema por el cual nos vamos a decantar.
