El proyecto europeo de Smart Continent

En los años 90 comenzaron a ver la luz las primeras comunidades sustentables devenidas de una preocupación ciudadana y política sobre el panorama climático que se empezaba a vislumbrar. La crisis del calentamiento global no era entonces tan evidente como ahora y existía un debate entre realista y negacionista sobre la urgencia de una transición energética hacia un modelo sustentable a nivel global.

Aún así, este movimiento o más bien esta forma de pensar, dio lugar a localidades totalmente sustentables como Ucareo en México, Velatropa en Argentina o San Pedro de la Laguna en Guatemala por poner algunos ejemplos  donde se promueven acciones como fomentar el respeto a la vida, la sustitución definitiva de los plásticos en los envases, la autonomía energética utilizando solamente energías renovables o la promoción de espacios públicos verdes y libres de contaminantes. En definitiva, valores que en la década actual se promueven como pilares básicos de las ciudades inteligentes.

La mayoría de las personas en el mundo en este momento viven en ciudades que no paran de crecer, por lo que la creación de estrategias para convertirlas en inteligentes ha tomado un carácter de urgencia. Una de las iniciativas que arroja más datos sobre esta transformación es el proyecto Sharing Cities. En algún punto, la conectividad de una ciudad no será suficiente ya que vivimos en constante comunicación, desarrollamos nuestras actividades y compartimos nuestros recursos con otras ciudades o núcleos urbanos aledaños.

Esta propuesta pretendía y pretende conectar varias ciudades europeas a modo de prueba piloto y se puso en funcionamiento en 2016, finalizando el último día del año actual. La pretensión que persigue es abordar problemas estructurales en transporte, edificios bajos en carbono, el uso de la energía y el aprovechamiento de los datos de forma óptima para arrojar luz sobre las pistas de las soluciones que necesitamos, y cómo se pueden incorporar al nuevo sistema de una ciudad.

Con toda esa recopilación de datos desde la experiencia de los usuarios y las necesidades reales de cada ciudad, se está consiguiendo enfocar el mercado de las smart cities y se acelera la comprensión sobre los mecanismos de adaptabilidad. Todos estos hallazgos han sido compartidos libremente en el manual Infraestructura de barrio inteligente: activos estratégicos para una verdadera smart city.

Lo interesante de este informe, es que ha sido realizado en combinación del gobierno europeo, junto con empresas privadas y personalidades del mundo académico. Centrando el enfoque en el usuario y en las necesidades concretas de cada espacio, han combinado los factores necesarios para poder elaborar soluciones intervencionistas apoyadas desde los ángulos más importantes.

Todo ello con el principal objetivo de generar un mercado inteligente que acelere la adopción de soluciones para la transformación digital y energética tales como la remodelación de los edificios, la instalación de sistemas integrados para gestionar la energía, los postes de luz inteligentes y la estandarización de los servicios de movilidad eléctrica de uso compartido.

Las ciudades donde se ha llevado a cabo este proyecto que está a punto de finalizar, son Londres, Milán y Lisboa, contando con Burgas, Burdeos y Varsovia para colaborar en la réplica de estas soluciones en sus respectivos territorios. En ellas se está demostrando la capacidad de escalabilidad de soluciones para una ciudad inteligente poniendo en el centro de las reformas el bienestar de las personas sin necesidad de grandes cambios. Para muchos de los avances solamente hace falta la integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).