Un estudio realizado en la Universidad de Bristol y el NOC (National Oceanography Centre) identificaron que aumentará la cantidad de carbono, que almacena el plancton, debido al calentamiento global.
En este proceso, el fitoplancton toma carbono y luego muere, quedando sus restos arrastrados al fondo del océano a través de la “zona crepuscular”, donde las diferentes condiciones ambientales o ecológicas determinan como llega a las profundidades. Una vez en el fondo marítimo esos restos de plancton con carbono en su interior se almacena fuera de la atmósfera durante miles de años.
Sin embargo, el calentamiento de los océanos hace que sea más lenta la circulación por lo que aumenta el tiempo que el carbono se almacena en las profundidades del océano.
Los investigadores explican que supone una bomba biológica –siguiendo los últimos modelos del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) – si aumenta la cantidad de dióxido de carbono, ya que el plancton es sensible al cambio climático. Sin embargo, en el estudio se demuestra que el flujo de materia orgánica a 1.000 metros es un mejor predictor del secuestro de carbono a largo plazo asociado con la bomba biológica de carbono.
No obstante, el sistema utilizado del IPCC en los procesos ambientes y/o ecológicos no tiene una consistencia efectiva en la “zona crepuscular”. Por ese motivo, no se sabrá cuánto dióxido de carbono procedente de la atmósfera almacenará la bomba biológica más allá de finales de siglo.
Dado a ello, los investigadores inciden que deben poner el foco en comprender la “zona crepuscular” porque controla la cantidad de carbono que almacena el océano y de ahí se podría estudiar cómo reducir el impacto que tiene las prácticas de la pesca y la minería.