En un informe reciente publicado en la revista PNAS Nexus, afirma que las instalaciones de energía solar fotovoltaica superan a la reforestación como método más eficaz para contrarrestar el cambio climático a nivel mundial.
Mientras que los bosques contribuyen a combatir el cambio climático al absorber carbono. Por su parte, la energía fotovoltaica desempeña un papel crucial al sustituir a los combustibles fósiles. No obstante, ambas estrategias aumentan la carga térmica global al oscurecer la superficie terrestre, lo que conlleva una mayor absorción de calor.
Estudio
Rafael Stern, Jonathan Muller y su equipo llevaron a cabo un estudio para determinar cuál de las dos prácticas de uso del suelo. Como la plantación de árboles o la instalación de paneles solares contrarresta de manera más eficiente el aumento de temperatura ocasionado por el oscurecimiento de la superficie.
Para llevar a cabo esta investigación, midieron el albedo (capacidad de reflexión) de la superficie en un campo solar ubicado en el valle hiperárido de Arava. Luego, compararon estos datos con las mediciones realizadas en el bosque de Yatir, situado en el borde norte del desierto de Negev.
En regiones semiáridas, las plantas fotovoltaicas alcanzan un punto de equilibrio y comienzan a proporcionar beneficios para mitigar el cambio climático en aproximadamente 2.5 años, siendo esto más de cincuenta veces más rápido que la forestación. En áreas más húmedas, la disparidad no es tan pronunciada, pero los paneles solares aún mantienen una ventaja.
Es esencial subrayar que, aunque los paneles solares destacan en cuanto a velocidad para mitigar el cambio climático, los bosques ofrecen una variedad de beneficios más allá de la mitigación climática, que incluyen servicios ecosistémicos, regulación del clima y beneficios sociales.
