Las renovables superan la barrera de la intermitencia

Uno de los problemas más significativos en cuanto al uso de energías renovables en las redes convencionales es el de la estabilidad. Los apagones o la falta de almacenamiento eran problemas destacados en el ejercicio de la transición energética, pero gracias al investigador Mark Jacobson de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, esta barrera podría desaparecer.

Según las publicaciones de su último estudio, abastecer al país norteamericano solo con renovables es posible con una inversión de entre 9 y 11 billones de dólares. Puede parecer mucho, pero el tiempo de recuperación de la inversión se estima que no es superior a cinco años. Con tal sistema complementario entre energía solar y eólica principalmente, se puede reducir la demanda energética hasta un 60%.

Aun con estos datos, conseguir que las regiones más acérrimas a los combustibles fósiles los dejen de lado para iniciar el camino de la sostenibilidad, es todo un reto para investigadores y políticos. Los últimos apagones de California y Texas por las condiciones extremas del clima, provocaron una reacción poco favorable entre la población para las renovables, ya que muchos atribuían los apagones a estas por la falsa creencia de que son infraestructuras más débiles a pesar de que los análisis de la red que se hicieron posteriormente para determinar las causas y los efectos, evidenciaron que las renovables no eran más frágiles, sino que los apagones tuvieron otras causas.

El trabajo del profesor Jacobson está analizando la estabilidad de la red en los EE.UU según las estimaciones de demanda energética para 2050-2051, así como la viabilidad de que el 100% de esta energía sea renovable. El resultado es abrumador. El equipo de investigadores modeló escenarios que implicaban el aumento masivo de energía eólica, fotovoltaica de suelo y techo, solar concentrada y plantas geotérmicas, y se llegó a la conclusión de que es una transición totalmente viable.

Este sistema provocaría una reducción del 63% de los costos de energía y una disminución del uso de la tierra del 1,3% a 0,84%.  A estos datos se le suman los 5 millones de empleos permanentes que se crearían para mantener la nueva red, la reducción de la contaminación atmosférica y con ella, la evasión de más de 50.000 muertes prematuras por año, lo que a su vez supone unos 700 mil millones de dólares anuales en servicios de salud.

La otra gran cuestión en cuanto a la implantación de las renovables en la red general es el almacenamiento. El estudio de Stanford evidencia que no habría necesidad de almacenar electricidad a largo plazo para mantener estable la red. Bastaría con conectar un sistema de baterías de corta duración en sucesión. Dicho sistema puede proporcionar almacenamiento a más largo plazo y tiene la capacidad de descargar simultáneamente las baterías en momentos de fuertes picos de demanda. Esta versatilidad las hace idóneas para ambas situaciones: momentos de fuerte demanda y picos bajos.

La magnitud del proyecto sin duda evidencia un gran cambio para el sistema de energía estadounidense (que bien se podría extrapolar a otros países ajustándolo a la realidad de cada lugar). Un cambio necesario, viable y con una proyección de futuro estable sin cortes, apagones ni emisiones de carbono con un tiempo de amortización realmente bajo para la escala del propósito.