La interconexión cerebral a través de Internet podría ser el futuro de la comunicación

El primer paso para una red social global de cerebros conectados podría ser una partida de Tetris. Así lo ha llevado a cabo un equipo de investigadores compuesto por miembros de las universidades de Washington y Carnegie Mellon, en Pensilvania. Los neurocientíficos consiguieron interconectar los cerebros de tres personas para que jugaran una partida a un juego de bloques con la dinámica de Tetris de forma cooperativa, demostrando que la interconexión cerebral es posible, aunque aún a muy pequeña escala.

El sistema se llama BrainNet, y el experimento definido por los propios investigadores como “una interfaz de colaboración directa entre cerebros”, permitió que las personas involucradas intercambiaran instrucciones sin mediar una sola palabra. Dos de los sujetos tenían el rol de emisores de información y un tercero era el receptor. Este último tenía que acomodar los bloques según las órdenes” de los otros dos, y sin poder ver la parte de abajo de la pantalla donde están dispuestos los bloques caídos, únicamente la figura que cae. Los emisores decidían si el bloque que caía debía rotar o no. Para transmitir la señal, debían mirar fijamente uno de los leds dispuestos en la pantalla del experimento, que parpadeaban a distinta frecuencia (15 Hz y 17 Hz) generando en su cerebro señales diferentes.

Según el que miraban, se manifestaba o no la intención de girar el bloque, y esa señal era recibida mediante estimulación magnética transcraneal en el lóbulo occipital (área visual de la corteza cerebral) del receptor, que percibía la señal como manchas luminosas en su campo visual. Fenómeno conocido como fosfeno. Según la intensidad de la señal recibida, tomaba la decisión de mover la pieza o dejarla estática.

Los neurocientíficos la definieron como “la primera interfaz multipersona no invasiva (pues todos los mecanismos están en el exterior del cuerpo) directa de cerebro a cerebro para la resolución colaborativa de problemas”.  Esta conclusión es clave en el desarrollo de esta tecnología porque podría dar paso a la conexión de varias mentes a través de la red de Internet. Las posibilidades de aumento del conocimiento se podrían disparar exponencialmente si se aplica a la resolución de problemas y a la colaboración científica. Además, permitiría novedosas formas de comunicación con distintas aplicaciones, y tiene el potencial para arrojar importantes datos sobre el funcionamiento del cerebro humano a un nivel que no se ha visto todavía.

Esta práctica ha sido posible gracias a la combinación de una interfaz  basada en la electroencefalografía  que utiliza potenciales evocados visuales para insertar las imágenes en el cerebro y mediante pulsos secuenciales enviados con estimulación transcraneal magnética,  a la corteza occipital ( área visual del cerebro) En este primer intento con cinco grupos independientes de tres individuos cada uno se alcanzó una precisión del 81,25%.

Es sorprendente ya que además de ser la primera prueba incluyeron una ronda de comentarios para debatir si el receptor tomó una buena o una mala decisión. Otro de los resultados del experimento fue que se pudo detectar cual de los emisores era más fiable solo con los datos de las comunicaciones cerebrales, lo que a la larga también podría suponer una revolución a la hora de desarrollar sistemas influidos por el factor humano y su margen de error.