Claves del almacenamiento eléctrico para la transición a las renovables

Son diversas las estrategias que están siguiendo los países del mundo para lograr una actualización temprana de sus redes eléctricas y lograr lo más pronto posible trascender a las renovables. Entre ellas, destacan acciones como impulsar las industrias relacionadas con el almacenamiento eléctrico en todas sus formas. Dentro del plan de transición energética que pretende seguir España, por ejemplo, encontramos alternativas de almacenamiento válidas como las centrales hidráulicas de bombeo, el hidrógeno, supercondensadores eléctricos o las baterías electroquímicas entre otras.

El almacenamiento es la clave para que la transición energética a las renovables sea posible, ya que resuelve en buena parte uno de los principales problemas a los que se enfrenta esta industria (la intermitencia), y controla los flujos energéticos liberando o almacenando la energía según la demanda de cada momento. Es fundamental innovar en este campo para conseguir que el nuevo sistema sea seguro, totalmente renovable y eficiente.

Según datos de un estudio realizado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España, el aire comprimido, la técnica de bombeo y las sales fundidas en las centrales termosolares ya estarían, en lo que a capacidad energética se refiere, por encima del gigavatio y ya funcionan en diferentes centrales españolas. Tales son los avances en esta dirección que siguiendo la información de los datos el almacenamiento térmico jugará un papel muy importante en cuanto al nuevo paradigma ya que permite almacenar la energía en GW de una manera muy eficiente y económica.

Por otro lado, la función de las baterías también está siendo de gran importancia para lograr el cambio. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), se necesitan en el mundo alrededor de 10.000GWh de baterías sumadas a otras formas de almacenamiento si la pretensión es cumplir con los objetivos climáticos de energía sostenible. Estos datos se complementan con los de agencias de inversión y reconocidas consultoras como McKinsey, que auguran que evitar la subida de las temperaturas del planeta exigirá para el 2030 una capacidad de 25GW de almacenamiento en baterías, y superar los 150 GW de cara al 2050.

No es para nada un objetivo fuera de alcance si tenemos en cuenta que el almacenamiento en baterías se ha multiplicado por 15 en tan solo los últimos 5 años alcanzando ya los 3,1 GW. Según la Oficina Europea de Patentes (OEP) el 90% de las patentes en el ámbito eléctrico pertenecen a este elemento. El mercado está claramente en alza y su innovación nos sorprende continuamente con nuevos materiales y más durabilidad, reduciendo su huella de carbono a la par que aumenta su vida útil, siendo cada vez más económicas.

Tal es así que la consultora citada asegura que en los próximos años podríamos ver un descenso de precios de hasta el 90% en cuestión de baterías.

El progreso y la innovación de esta área de almacenamiento se está viendo impulsado en gran parte por la integración de la energía eólica y solar principalmente en las redes eléctricas generales.

Cabe destacar que el hidrógeno, los supercapacitadores y las baterías de flujo redox son los otros tres grandes aliados del almacenamiento y no habrá que esperar mucho para ver las diferentes aplicaciones de estos elementos en el nuevo modelo de paradigma energético sustentable.