Hidrógeno y energía solar como alternativa a los combustibles fósiles

La presencia del hidrógeno como fuente de energía no es ni mucho menos novedosa para nuestro tiempo. Su papel está resultando fundamental desde su uso en programas espaciales como el Apolo que llevó al hombre a la luna, hasta la actualidad, que se contempla como una de las grandes soluciones en la transición energética en la que estamos inmersos.

La característica que ha hecho que el hidrógeno esté en el punto de mira del cambio hacia la descarbonización es su capacidad para combinarse con el oxígeno y así liberar energía. Su uso se contempla tanto para la producción de combustible como para la generación de electricidad, dos de los sectores en conflicto que más contaminan y más emisiones proyectan a la atmósfera terrestre.

Para reducir este tipo de contaminación, la apuesta es utilizar el hidrógeno combinado con gas natural para generar electricidad o inyectar el elemento directamente a la red que distribuye el gas para ayudar a reducir las emisiones a la vez que se reduce la demanda de gas.

Otra de las posibles revoluciones con el hidrógeno como protagonista es la movilidad. Un automóvil capaz de alimentarse de hidrógeno puede funcionar con un motor eléctrico que no necesita ser recargado, puesto que la electricidad que consume para su funcionamiento la genera el mismo vehículo en una pila de combustible que provoca una reacción entre el oxígeno y el hidrógeno del aire. El único residuo que se genera de la actividad de un motor de hidrógeno es el agua. Esta tecnología podría convivir con los motores eléctricos convencionales una vez establecido el nuevo modelo energético más sostenible, aplicable a todo tipo de transporte.

El hidrógeno también es muy valorado como complemento de las energías renovables. Éstas fuentes habitualmente tienen intermitencias que se necesitan solventar con sistemas de almacenamiento de energía. Su funcionalidad radica en que en los momentos adecuados se puede utilizar energía renovable para producir hidrógeno susceptible de almacenar, más tarde reconvertirlo en electricidad en celdas de combustible que se puede usar como combustible entre otras funcionalidades.

La clave para que el hidrógeno resuelva parte de los problemas de emisiones es que, durante su producción, no se emita CO2 al ambiente. Esto se consigue utilizando energía 100% renovable para su generación. El proceso de electrólisis con el que se generaba el hidrógeno resulta bastante caro y tiene un costo ambiental ya que requiere de gran cantidad de electricidad por lo que se decidió cambiar de método y utilizar metano par tal proceso de obtención. Pero por cada molécula de metano, se produce una de CO2, lo que ya aleja esta técnica del objetivo cero emisiones.

Aun así sus características como gas renovable y cero contaminante lo posicionan como una alternativa más que viable ante los combustibles de origen fósil. Más aun si contemplamos la sinergia entre la industria fotovoltaica como aliada a la producción de hidrógeno. Utilizando el hidrógeno como elemento para almacenar energía se suprimen los problemas que pueden generar las intermitencias en los sistemas fotovoltaicos y a su vez, contar con una planta de energía limpia que cubra la demanda necesaria para la producción de hidrógeno favorece la obtención sin generar CO2. Así se podría conseguir un sustituto para combustibles contaminantes como la gasolina o el gas natural.