Como el Blockchain y la IA han transformado las renovables

Si algo va a mejorar y optimizar el uso de la energía es sin duda la utilización de grandes cantidades de datos y la inteligencia artificial. Se estima que para este año la comercialización de la producción energética en el espectro de las renovables va a alcanzar una escala sin precedentes. Estas dos tendencias tecnológicas han cambiado la forma en la que los usuarios se relacionan con los vehículos eléctricos o los sistemas de almacenamiento, y el abanico de opciones que ofrece la amplia oferta de energías renovables expone múltiples posibilidades adaptadas a cada entorno, consumidor, clima y área geográfica.

Las nuevas redes eléctricas no son solamente alternativas para la red convencional, sino que se están convirtiendo en una autopista de energía y de información. Las instalaciones fotovoltaicas y el almacenamiento a nivel residencial ya son una mega tendencia que va ha permitir tanto alimentar un hogar de energía como cargar el coche. Es posible que los usuarios del mismo entorno tengan, gracias al blockchain, un sistema de compartir energía de carácter comunitario donde las transacciones económicas y energéticas sean ágiles y económicas según la producción de cada elemento del vecindario.

Al mismo tiempo estos usuarios residenciales desde las centrales de energías renovables podrán contar con sistemas de gestión flexibles que permitan cargar los vehículos y aprovechar la energía evitando el vertimiento a la red, lo que actualmente resulta tedioso. Dicho de otro modo, se está creando un mercado digital de energía promovido por el blockchain y la inteligencia artificial donde los usuarios pueden comprar y vender su energía sin variables extremas de precios (como pasa actualmente) totalmente automático y configurable eliminando los intermediarios que encarecen la producción y adquisición de energía.

La IA se está ocupando de que los suministros de renovables sean seguros, económicos y por supuesto sostenibles. Y es que las tecnologías que se encargan de las mediciones energéticas actualmente son muy baratas. Si sumamos este hecho a la potencia de cálculo actual y a la velocidad cada vez mayor de internet, estamos ante un panorama en el cual se transforma la información de la energía a vectores energéticos producidos por blockchain y ejecutados a través de coordinadores eléctricos virtuales de inteligencia artificial. Esto es de vital importancia a la hora de que los consumidores puedan comprar directamente la energía a las centrales productoras de renovables, liberando el mercado en hogares y empresas y estableciendo nuevos modelos de negocio mucho más innovadores.

El almacenamiento inteligente de energía necesita de sistemas para gestionar lo que se libera y lo que queda almacenado, así como para definir los usos de la energía que contienen como excedente. Estas innovaciones pasan por un análisis de datos preciso que sea capaz de decidir de forma autónoma cómo gestionar las cantidades de energía sin acabar con el suministro.

El blockchain, a través de medidores y sensores también ayudará a asegurar que la cadena de producción del hidrogeno verde sea totalmente con energías renovables, desde su obtención hasta su transporte. Esta tecnología será vital también para la seguridad de la información sobre energía y sus registros. Toda la información que pueda ser trazable y verificada se vuelve mucho más segura que con los sistemas convencionales de cifrado.

Y no menos importante, mucho más realista. El blockchain y los sistemas de inteligencia artificial permiten a cada usuario registrar el origen de las energías que están consumiendo pudiendo decidir si la compran o no, con todo el conocimiento disponible acabando así con las falsas etiquetas de producto sustentable y conociendo el impacto directo de nuestro consumo personal.

Gracias a este rastreo al alcance de todos nos convertiremos en consumidores conscientes y responsables. Sujetos activos en decisiones que antes pertenecían solo a unos pocos. La consecuencia de una mayor y más directa participación en el mercado energético podría ser la expansión de esta tendencia a otros ámbitos de consumo.