Un sistema BESS que esté adecuadamente optimizado tiene la capacidad de amortizar su costo inicial en un plazo relativamente corto, de aproximadamente uno o dos años de funcionamiento.

Actualmente, en el sector eléctrico, una de las principales dudas es si los sistemas de almacenamiento energético basados en baterías (Battery Energy Storage System – BESS) representan una inversión viable. Esta inquietud adquiere una importancia especial en el marco del desarrollo de los mercados de capacidad en España, los cuales desempeñarán un papel crucial para garantizar un progreso sostenible y completo en el ámbito del almacenamiento energético.

El sector muestra un gran compromiso con esta tecnología, respaldado por más de 20 GW en solicitudes de acceso y conexión presentadas ante REE, junto con más de 1,5 GW de proyectos de almacenamiento financiados mediante ayudas del IDAE. Aunque estas subvenciones no están restringidas únicamente a sistemas BESS, una proporción considerable de los proyectos beneficiados incluye baterías de almacenamiento.

Inversión inicial y costos a largo plazo
La instalación de un sistema de almacenamiento con baterías conlleva una inversión inicial significativa. Sin embargo, esta inversión puede verse compensada por la reducción en las facturas de electricidad y los incentivos gubernamentales disponibles en muchas regiones. Además, las baterías permiten almacenar energía durante horas de menor demanda o incluso aprovechar tarifas eléctricas más bajas, maximizando así el ahorro a lo largo del tiempo.

Impacto ambiental y sostenibilidad
Más allá del aspecto económico, las baterías contribuyen a un futuro más limpio y sostenible. Al complementar fuentes de energía renovable como la solar y la eólica, ayudan a reducir la dependencia de combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. Este impacto positivo es difícil de cuantificar en términos monetarios, pero es invaluable desde el punto de vista ambiental.

Beneficios tecnológicos y avances
El constante desarrollo en la tecnología de baterías, como las de litio y las de estado sólido, está reduciendo los costos mientras mejora la capacidad y la vida útil. Estas innovaciones no solo hacen más accesibles las baterías, sino que también refuerzan su rentabilidad a largo plazo.

Conclusión: Invertir en baterías puede ser rentable dependiendo de las necesidades energéticas individuales, la ubicación y el acceso a incentivos. Aunque la inversión inicial puede parecer elevada, los beneficios económicos, ambientales y tecnológicos a largo plazo hacen de esta opción una alternativa poderosa para quienes buscan optimizar el uso de energía. Algo primordial es realizar este tipo de proyectos de la mano de un fabricante de alta calidad y máximas garantías, facilitando no solo la tecnología más avanzada, sino también garantizando que el proyecto estará a pleno rendimiento durante muchos años.